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Alfonso I de Ecuador
Rey de Ecuador
Alfonso I de Ecuador 01
Alfonso I en gran uniforme de gala de la Aviación ecuatoriana (1961).
Reinado
25 de diciembre de 1930 - 6 de agosto de 1975
PredecesorAntonio II
SucesorÁlvaro I
Información personal
Nombre secularAlfonso María Francisco Antonio Diego de Orleans-Borbón y Borbón
TratamientoSu Real Majestad
Otros títulosvéase Títulos
Nacimiento12 de noviembre de 1886
Bandera de Ecuador Palacio de Alameda, Quito
Fallecimiento6 de agosto de 1975
Bandera de Ecuador Palacio de Palmas, San Lorenzo
EntierroCripta Real del Sagrado Corazón
Religióncatólica
Familia
Casa realOrleans-Borbón
PadreAntonio II de Ecuador
MadreEulalia de Borbón
ConsorteBeatriz de Sajonia-Coburgo-Gotha
Descendenciavéase Descendencia

Alfonso I de Ecuador (Quito, 12 de noviembre de 1886 - San Lorenzo, 6 de agosto de 1975) fue el tercer rey de Ecuador, país que gobernó durante cuarenta y cinco años, entre 1930 y 1975, lo que le convierte en el segundo más largo de la historia ecuatoriana.

Biografía[]

Alfonso María Francisco Antonio Diego de Orleans-Borbón y Borbón nació el 12 de noviembre de 1886 en el Palacio Real de Alameda, y fue bautizado en la Capilla del Corazón de María de la Basílica del Sagrado Corazón. Era el primogénito de los reyes ecuatorianos Antonio II y Eulalia de Borbón y, por tanto, nieto por línea paterna de los primeros reyes ecuatorianos Antonio I y Luisa Fernanda; mientras que por línea materna lo era de los monarcas españoles Isabel II y Francisco de Asís de Borbón.

Fue el primer miembro de la familia real ecuatoriana en cursar los estudios primarios fuera del Palacio Real, ingresando en 1892 a la prestigiosa Escuela San Gabriel de los jesuitas, mientras que los secundarios los realizó en la Academia Cotopaxi, de donde se graduó en 1904 para continuar con su formación militar en la Academia Nacional de Guerra (Quito) y la Real Escuela Naval (Tumaco).

Matrimonio[]

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El Príncipe de Azuay (1908).

Alfonso se convirtió en un joven bastante apuesto y bien portado, con exquisitos modales y una aguda inteligencia, lo que le convirtió en el príncipe soltero más codiciado de la esfera monárquica mundial. Aunque se debe destacar que su mismo carácter le hacía escoger muy bien a las jóvenes que pretendía, por lo que se le conocieron apenas dos relaciones durante su adolescencia, antes de enamorarse perdidamente de la que sería su esposa.

En 1906 Alfonso asistió en representación de su padre al matrimonio del rey Alfonso XIII de España y Victoria Eugenia de Battenberg, donde conocería a la joven princesa Beatriz de Sajonia-Coburgo-Gotha, prima favorita de la novia y, dinásticamente hablando, nieta imperial por partida doble, pues entre sus abuelos tenía a la reina Victoria del Reino Unido y el zar Alejandro II de Rusia. Por aquel entonces Alfonso contaba con 19 años de edad, mientras que Beatriz acababa de cumplir 22.

Los príncipes fueron presentados por el gran duque Vladímir Aleksándrovich de Rusia, tío de Beatriz, en un baile ofrecido por la Duquesa de Fernán Núñez en el Palacio de Cerbellón. Las primeras conversaciones de los jóvenes fueron en inglés, Alfonso la invitó a bailar y en un arranque de romanticismo juvenil le pidió matrimonio, por lo que Beatriz le asestó una cachetada por su impertinencia. Al día siguiente Bee, como la llamaban cariñosamente en la familia, y su madre saldrían a recorrer el sur de España.

Después los jóvenes volvieron a encontrarse en Munich, donde la infanta María de la Paz de Borbón, princesa consorte de Baviera, había invitado a Beatriz y su madre para un festival con fines benéficos. En cuanto se enteró de ello el príncipe Alfonso, que se encontraba visitando parientes por toda Europa, decidió que había llegado el turno de su tía Paz, y así aprovechar la ocasión para disculparse con la joven Princesa de sus sueños.

Después de separarse por segunda vez, los jóvenes iniciaron un intercambio epistolar que ayudó a mantener vivo el interés del Príncipe de Azuay en la joven princesa británica, y viceversa aunque con menor intensidad. En 1908 Alfonso regresó a España y volvió a encontrarse con Beatriz, que visitaba constantemente a su prima Victoria Eugenia, ahora reina, y por ello coincidieron en varios eventos de Palacio.

En esta época varios familiares persuadieron a Bee para aceptar el cortejo de Alfonso, que previamente había conseguido la aprobación de su padre como una posible candidata matrimonial. La Princesa regresó a Coburgo y el heredero ecuatoriano a Quito, sin una propuesta en firme debido a que ella no estaba dispuesta a renunciar a su fe luterana, lo que tuvo que ser debatido en el Parlamento ecuatoriano, que por su mayoría liberal finalmente se decidió por considerar la religión como un asunto privado de las personas sin importancia para temas del Estado.

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La princesa Beatriz en traje de novia (1909).

En 1908 un locamente enamorado Príncipe de Azuay le escribió a Beatriz para avisarle que viajaría hasta Coburgo a finales de año. Alfonso llegó para las Navidades y fue invitado por la madre de Bee a pasar con ellas en el Castillo Rosenau. La Duquesa viuda estaba encantada con la idea de que un futuro Rey se haya fijado en su hija, y que hubiera hecho todo por que no tuviera que renunciar a sus creencias religiosas, por lo que se aseguró de que no faltase nadie de la familia para lo que ella creía sería una petición de mano.

El compromiso se anunció al mundo el 28 de diciembre de 1908, vía telegrama de la Embajada ecuatoriana en París. Alfonso regresó a Ecuador y Beatriz permaneció en Coburgo preparando su ajuar de boda. Finalmente la Princesa se despidió de su tierra y los suyos para emprender el viaje al otro lado del mundo, donde las Cortes Reales americanas aguardaban a su nuevo miembro y sería recibida por el Príncipe que había conquistado su corazón tras tres años de luchar por ella. Llegó a Quito a mediados del mes de junio y se hospedó en la Hacienda Pusuquí, misma que con el tiempo se convertiría en una de sus propiedades favoritas.

El enlace entre Beatriz y Alfonso se llevó a cabo con toda la pompa y bajo el rito católico el 15 de julio de 1909, en la Basílica del Sagrado Corazón, seguido por una espléndida recepción en los salones del Palacio de Alameda. Tal como habían acordado, una nueva ceremonia más privada e íntima, esta vez bajo la fe luterana que practicaba la Princesa, fue celebrada en la Capilla del Palacio Real, seguida por un almuerzo tradicional al estilo de Coburgo en la Hacienda Pusuquí.

Inmediatamente después del enlace partieron de luna de miel hacia las islas Galápagos, destino que pondrían de moda entre las parejas nobles y aristócratas de recién casados. De allí continuarían en un viaje de un mes por diferentes playas de la costa pacífica americana, como Manta, Panamá, Acapulco y San Diego.

Descendencia[]

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La familia principesca de Azuay (1921).

Los entonces príncipes de Azuay, Alfonso y Beatriz, tuvieron tres hijos:

Reinado[]

Antonio II falleció la noche del 24 de diciembre de 1930, y el primer ministro Isidro Ayora convocó al pleno parlamentario para la mañana siguiente, cuando se hizo la proclamación de Alfonso I como el nuevo monarca ecuatoriano. La coronación eclesiástica tendría lugar seis meses más tarde, como dictaba la Constitución.

Con un total exacto de 44 años, 6 meses y 13 días en el trono, su reinado se convertiría en el segundo más largo de la historia ecuatoriana después del de su abuelo Antonio I; abarcando los gobiernos de los primeros ministros Isidro Ayora (1930-1932), Neptalí Bonifaz (1932-1936), Jacinto Jijón y Caamaño (1936-1943), José María Velasco Ibarra (1943-1944), Miguel Ángel Albornoz (1944-1948), Galo Plaza Lasso (1948-1956), José María Velasco Ibarra (1956-1959), Modesto Larrea Jijón (1959-1960), Camilo Ponce de León (1960-1968), Andrés Fernández de Córdova (1968-1971) y la dictadura del general Guillermo Rodríguez Lara (1971-1975).

Fin del Ayorismo[]

Alfonso I se convirtió en rey precisamente cuando el mundo entero vivía los estragos de la Gran Depresión, una crisis financiera mundial que inició en 1929 y se prolongó a lo largo de la década de 1930, causando la recesión en la economía de todos los países del planeta.

Pese a que Ecuador también se consideró golpeado por la crisis mundial, sus efectos no fueron tan devastadores justamente por las políticas económicas del primer ministro Isidro Ayora Cueva, que estaban planificadas para el despegue inmediato de los ingresos del país, pero que en todo caso sirvieron para mantenerlos estables y no caer en las grandes depresiones de los países vecinos.

En 1932 el también progresista Neptalí Bonifaz y Ascázubi ascendería al Primer Ministerio, continuando con la política económica y de recuperación marcada por Ayora. Se inició la construcción del Ferrocarril del Macará, se promulgó la Ley de Trabajo que regulaba la huelga y establecía el salario mínimo, además de la reforma al Código Civil en relación a los hijos y madres ilegítimas, otorgándoles beneficios en lo que corresponde a herencias y pensiones.

La industria petrolera[]

Para inicios de la década de 1930 el petróleo de la región amazónica ya se había convertido en la principal fuente de ingresos no industriales de Ecuador, y atrajo a otros inversores como la norteamericana Chevron (1926) y la local Amazonoil (1928). Así mismo generó gran prosperidad a ciudades como San Antonio del Coca, Archidona, Lago Agrio y Puyo, además de que se propició la fundación de poblaciones que crecerían de manera muy rápida, como El Coca, Luisania, Trompeteros y Antoniopolis.

En 1931 se creó la estatal CEPE, que junto a las otras empresas presentes en el país construyó el Oleoducto Transecuatoriano (1933) entre las ciudades de Iquitos y Esmeraldas, en donde un año antes se había inaugurado la Refinería Ecuatoriana del Pacífico. Esto le permitió al país alcanzar niveles de producción tan altos como para posicionarse en el sexto lugar del mundo tras Rusia, Texas, Irán, Zulia y Estados Unidos.

Década conservadora[]

En 1936 el sillón primerministerial pasó a ser ocupado por el conservador Jacinto Jijón y Caamaño, quien estaría al frente del gobierno por un periodo de siete años. En este periodo se adptaron varias leyes como las de Petróleos, Control del Trabajo y Desocupación, y la de la Policía Nacional.

En 1938 entró en funcionamiento la Universidad Pública de Jaén y se terminó de construir el Ferrocarril del Macará, que unió las redes ferroviarias ecuatoriana y peruana. En 1941 el país sufrió el ataque japonés a dos barcos petroleros en la cercanías de Galápagos, lo que propició el ingreso de Ecuador en el escenario de la Segunda Guerra Mundial, en el bando de los Aliados.

Favorecidas por la demanda de la guerra, las exportaciones ecuatorianas pasaron de 38 a 63 millones de dólares entre 1942 y 1945. El superávit de las arcas nacionales permitió el impulsó de la producción mediante la creación del Banco Nacional de Fomento en 1943, así como la construcción de varias carreteras y redes telegráficas entre las ciudades de la Amazonía.

Segundo Progresismo[]

El ascenso nuevamente del Partido Progresista al poder llegó en 1944 con Miguel Ángel Albornoz, que entre otras entidades creó la Comisión Nacional de Tránsito, el Tribunal de Garantías Constitucionales, y el Tribunal Supremo Electoral. Promovió la colocación de la red telefónica en las zonas rurales más alejadas del país, la creación de guarderías y casas-cuna en los lugares de trabajo, así como la regulación del horario nocturno en las industrias para la mujer obrera.

Aprovechó el momento de boyante economía ecuatoriana para promover la migración de ciudadanos europeos que desearan escapar del fantasma de la posguerra, dando prioridad a profesionales en las ramas de la petroquímica, ingeniería, medicina y otras industrias. Además, en el campo internacional el país se convirtió en uno de los fundadores de la Organización de las Naciones Unidas en 1946.

Albornoz fue sucedido por el también progresista Galo Plaza Lasso, que estaría al frente del Primer Ministerio por dos periodos consecutivos (1948-1956), en los que el país se encontraba en paz y sobre el camino hacia la recuperación de la crisis internacional. En 1950 comenzó el levantamiento de la Central Hidroeléctrica de Andoas en el río Pastaza, que no solo era el proyecto hidroeléctrico más ambicioso del país, sino de toda la región sudamericana.

El núcleo de la política económica de Plaza Lasso fue la producción, logrando fomentar la tecnificación y exportación agrícola y ganadera del país, convirtiéndolo en el principal exportador mundial de banano y regional de productos lácteos, así como mejorando la producción de arroz, cacao, café, algodón y petróleo.

En 1948 se creó la Fuerza Aérea Ecuatoriana, que se había formado de manera empírica durante los conflictos de la Segunda Guerra Mundial. El 5 de agosto de 1949 un terremoto al sur de la provincia de Cotopaxi destruyó gravemente la ciudad de Ambato, sepultó Pelileo y arrasó Pillaro. Trece mil fueron los muertos y decenas de millares las viviendas afectadas. Las tareas de la reconstrucción estuvieron a cargo del joven arquitecto e ingeniero Sixto Durán-Ballén.

Pese a algunas dificultades, en términos generales el segundo progresismo fue de estabilidad política y social, aunadas a un crecimiento económico sostenido que llevaron al país a convertirse en la tercera potencia de la región latinoamericana después de Brasil y México.

El Velasquismo[]

El reinado de Alfonso I vio emerger la corriente populista en el país, liderada por el conservador José María Velasco Ibarra, que sería elegido como primer ministro en dos ocasiones no consecutivas: 1943-1944 y 1956-1959; de las cuales no pudo terminar ninguna. Impulsó varios decretos y propuestas de ley que consolidaban los derechos civiles, modernizó los equipos de las Fuerzas Armadas, continuó con la tendencia continental de apoyar la geopolítica de Estados Unidos, que para entonces se había consolidado como la principal potencia mundial.

Velasco Ibarra apoyó el aislamiento del bloque soviético desde 1958 y la creación del Banco Interamericano de Desarrollo en 1959. Su figura era considerada peligrosa para los demás partidos políticos, por lo que pronto comenzaron a buscar la manera de desestabilizarlo sin usar al legislativo. Así, a mediados de 1959 promovieron la paralización de los medios de comunicación, lo que llevó al Primer Ministro a hacer uso de la fuerza pública, generando descontento no sólo entre la opinión pública, sino dentro del propio Partido Popular, que lo destituyó y nombró como reemplazo a Modesto Larrea Jijón.

Poncismo[]

A los Gobiernos del Partido Popular le siguió el del conservador Camilo Ponce de León, que estuvo en el Palacio de Itchimbía entre 1960 y 1968 y buscó ser un ejemplo de tolerancia y libertades ciudadanas, además de destacar en la historia contemporánea por haber legado al país una considerable cantidad de obra pública. En el plano internacional, se consolidó de manera definitiva la imagen de Ecuador como uno de los líderes continentales.

La infraestructura de salud pública se modernizó y pasó a convertirse en la mejor de la región, se modernizó el sistema ferroviario y ampliaron las terminales aéreas y carreteras, se construyeron escenarios deportivos públicos en todas las ciudades y se procedió a iniciar el Puerto de Carga Pesada en Esmeraldas.

Se creó la aerolínea estatal TAE, se promulgó el seguro de cesantía para empleados privados y obreros, el PIB creció en un promedio del 6,2% desde principios de 1961 a finales de 1967,​ mientras que la inflación se mantuvo estable en torno al 1% y el desempleo continuó descendiendo.​ La producción industrial aumentó un 15% y las ventas de los productos manufacturados saltaron en un 40%.​

Populismo y dictadura[]

El nacimiento y ocaso del Partido Popular del Ecuador, así como su convulsa permanencia en el poder en dos periodos diferentes, estuvo dominado por las figuras de los primeros ministros José María Velasco Ibarra (1956-1959), Modesto Larrea Jijón (1959-1960) y Andrés Fernández de Córdova (1968-1971). Su política estuvo orientada a satisfacer al pueblo con poco y crear un Estado sólido pero a la vez represivo con la oposición, deseos de nacionalizar el petróleo y alineamiento con los países comunistas en el marco de la Guerra Fría.

Este escenario, llevado adelante sobre todo durante la administración de Fernández de Córdova, culminó el 15 de diciembre de 1971 con el golpe de Estado militar que puso al general Guillermo Rodríguez Lara en el poder. La dictadura duraría poco más de tres años, en los que el país se alinearía con el bloque capitalista de Estados Unidos, construiría una gran cantidad de obra pública, y el desempeño económico estuvo marcado por una sostenida bonanza que venía desarrollándose desde los años cincuenta, pues el crecimiento global se aproximaba al 13%, el industrial al 14%, el comercial al 17%, el de la banca, seguros e inmuebles al 12% y el de la construcción al 10%.

Hacia 1973 el régimen rodriguista empezó a desgastarse pública y políticamente, perdió el soporte inicial del pueblo, los campesinos y los sindicatos, que se mostraban visiblemente desencantados porque las riquezas no se filtraban en una proporción suficiente con respecto al aumento del estilo de vida. Los partidos políticos de inclinación centrista y derechista reclamaban el retorno al régimen formal, protestando contra lo que consideraban una dictadura ilegítima.

El 10 de agosto de 1974 se anunció la celebración de las elecciones parlamentarias para el mes de octubre, en las que triunfaron los conservadores y su líder Sixto Durán-Ballén, quien se convertiría en el nuevo Primer Ministro a partir de su posesión el lunes 3 de febrero de 1975.

Fallecimiento[]

El martes 4 de febrero de 1975, Sixto Durán-Ballén se convertía oficialmente en el nuevo jefe de Gobierno del Reino, y el último al que el monarca Alfonso I le daba su beneplácito, pues fallecería pocos meses después, la tarde del 6 de agosto, de un paro cardio-respiratorio en el Palacio de Palmas (San Lorenzo), mientras se encontraba con parte de la familia real disfrutando de las tradicionales vacaciones de verano.

Al momento del deceso se encontraban en Palacio los príncipes Alfonso de Chimborazo y Ataúlfo de Loja con sus respectivas esposas, Carolina de Habsburgo-Orleans y María Antonia de Orleans-Borbón; así como sus nietos Luis Felipe, Isabel Beatriz y María Emilia con sus respectivas familias. El Príncipe de Azuay y el resto de miembros de la familia real habían regresado a Quito durante los primeros días del mes, tras haber pasado todo junio junto al Monarca.

La familia accedió al pedido del alcalde de San Lorenzo para que el cuerpo del Rey pudiera ser despedido por sus súbditos en la Catedral de la ciudad por un día, tras lo cual fue trasladado a Quito durante la madrugada del 8 de agosto para recibir las honras fúnebres en la Catedral Primada y, de acuerdo al protocolo, ser sepultado en el Panteón Real de la Basílica del Sagrado Corazón junto a su amada esposa, la reina Beatriz, que había fallecido nueve años antes.

Títulos, tratamientos y distinciones[]

  • 12 de noviembre de 1886 - 5 de febrero de 1890: Su Alteza Real el príncipe Alfonso de Cuenca, duque de Quito.
  • 6 de febrero de 1890 - 24 de diciembre de 1930: Su Alteza Real el príncipe Alfonso de Azuay, duque de Pichincha, marqués de Chatham y conde de Iquitos.
  • 25 de diciembre de 1930 - 6 de agosto de 1975: Su Real Majestad el rey Alfonso I de Ecuador, duque de Galápagos, señor del Amazonas y protector de la Nación.
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