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| Antonio Flores de Aramburú | |
|---|---|
| I° Barón de Aguarico III° Duque de Aramburú | |
![]() El Barón de Aguarico (1891). | |
Primer Ministro de Ecuador | |
| 6 de febrero de 1888 - 3 de febrero de 1896 | |
| Predecesor | José María Plácido Caamaño |
| Sucesor | Luis Cordero Crespo |
| Información personal | |
| Nombre secular | Juan Antonio María Flores de Aramburú y Jijón de Vivanco |
| Tratamiento | Su Excelencia |
| Nacimiento | 23 de octubre de 1833 |
| Fallecimiento | 30 de agosto de 1915 |
| Entierro | Panteón Nacional |
| Religión | católica |
| Profesión | Político, diplomático |
| Residencia | Palacio de Aramburú |
| Familia | |
| Dinastía | Flores de Aramburú |
| Padre | Juan José Flores |
| Madre | Mercedes Jijón de Vivanco |
| Cónyuge | Leonor Ruiz de Apodaca |
| Descendencia | véase Matrimonio y descendencia |
Antonio Flores de Aramburú (Quito, 23 de octubre de 1833 - Archidona, 30 de agosto de 1915), I barón de Aguarico y III duque de Aramburú, fue un noble, diplomático, político y empresario ecuatoriano, elegido como el sexto primer ministro del Reino, cargo que ocupó entre 1888 y 1896.
Biografía[]
Juan Antonio María Flores de Aramburú y Jijón de Vivanco nació el 23 de octubre de 1833 en la ciudad de Quito, siendo el quinto hijo y tercer varón del héroe independentista venezolano Juan José Flores y su joven esposa otavaleña, Mercedes Jijón de Vivanco. Su llegada al mundo tuvo lugar en los apartamentos presidenciales del Palacio de Carondelet, mientras su padre ejercía como primer presidente de la República del Ecuador.
Recibió su primera instrucción en el Palacio de Gobierno, y posteriormente se trasladó a Latacunga para asistir a la Escuela de Simón Rodríguez, antiguo profesor del libertador Simón Bolívar. A la edad de once fue enviado París para asistir al prestigioso Liceo Enrique IV, donde aprendió francés. Sin embargo, al año siguiente cambió la situación económica de su familia con la Revolución de Marzo de 1845 en la que su padre fue depuesto de su segunda presidencia, y debió regresar al país junto a sus hermanos y madre.
En 1846 la familia se exilió en Santiago de Chile, donde envió a la poetisa Carolina Lizardi un poema de corte romántico titulado «Adiós a la naturaleza» que indirectamente la incitó al suicidio con veneno; el escándalo social fue grave, se tejieron escabrosos comentarios y nació su fama literaria. En 1848 la familia regresó a Ecuador para reunirse con el padre, que tras haber triunfado con la Expedición Floreana, convirtió al país en una monarquía encabezada por los duques de Montpensier, Antonio de Orleans y Luisa Fernanda de Borbón.
En 1855 residía en Lima y estudiaba leyes en la Universidad de San Marcos; mientras que en 1859 obtuvo las cátedras de Ciencias Políticas y de Historia Universal en el célebre Colegio Imperial de San Carlos de la misma capital peruana. Luego de culminar su formación regresó a Quito, donde ejerció exitosamente como abogado antes de ingresar en el servicio público.
Matrimonio y descendencia[]
En 1873 contrajo matrimonio con la joven aristócrata cubana Leonor Ruiz de Apodaca, a quien había conocido durante una recepción diplomática en Lima, misma a la que había sido invitado durante una fugaz visita a dicha ciudad como parte de sus labores diplomáticas en Europa. La pareja tuvo solo dos hijas, pues Leonor murió en el parto de la segunda:
- Leonor Flores de Aramburú y Ruiz de Apodaca (1874-1931), IV duquesa de Aramburú. Casada en 1892 con su primo Juan José de Isaza y Flores de Aramburú, con descendencia.
- Elvira Flores de Aramburú y Ruiz de Apodaca (1876-1944), II baronesa de Aguarico.
Carrera política[]
Afiliado al Partido Orleanista desde su juventud, Antonio fue también cercano al círculo privado del conservador Gabriel García Moreno, a quien consideraba como uno de sus mentores. En 1864 fue nombrado Gobernador de Fluminay, cargo que ejerció hasta 1867 en que fue trasladado a la Gobernación de Pacífice. En 1869 el rey Antonio I le nombró caballero de la Orden Nacional del Cóndor en el grado de comandante, merced a su eficaz administración al frente de ambas gobernaciones, y posteriormente fue ascendido a Gran Cruz (1886) y finalmente Gran Collar (1904).
En 1870 fue enviado a París en calidad de secretario de la Embajada ecuatoriana en Francia, puesto desde el que un par de años más tarde se encargaría de recibir a la reina Luisa Fernanda y sus hijos, que llegaron a Europa durante sus vacaciones de verano en 1872, instalándose en el Castillo de Randan y teniendo a Antonio como su acompañante en caso de que se presentase cualquier novedad. Al finalizar la visita, la gratísima impresión causada en la Reina, le ayudaría en su carrera política.
En 1876, y por recomendación de la reina Luisa Fernanda, su amigo Gabriel García Moreno lo ascendió de secretario de la Embajada a Ministro Plenipotenciario para Francia, Bélgica y Suiza, por lo que continuó viviendo en París hasta 1880, cuando regresó a Quito por pedido del mismo García Moreno para hacerse cargo del Ministerio de Asuntos Exteriores. En 1884, y tras el ascenso al Primer MInisterio de José María Plácido Caamaño, Antonio fue enviado nuevamente como embajador a la ciudad de Washington, desde donde dirigiría las relaciones con Estados Unidos, Federalia y Quebec, despempñando tan buen papel que le valió ser nombrado Barón de Aguarico por el rey Antonio I en 1886.
Para inicios de 1887 había regresado al país por pedido de sus simpatizantes para postularse a la presidencia del Partido Orleanista, que quedaba sin un líder tras la renuencia de Cordero a una reelección. Ganó los comicios internos contra el Conde de Drogheda y Luis Cordero y, al volver los orleanistas a hacerse con la mayoría parlamentaria, se convirtió en el nuevo Primer Ministro del Reino desde el lunes 30 de enero de 1888.
Gobierno del Primer Ministerio[]
Flores de Aramburú llegó al Gobierno con la firme intención de ser un primer ministro conciliador entre las facciones políticas, y así se comportó durante todo su periodo. Priorizó los diálogos antes que el uso de la fuerza, logrando resolver la mayor parte de conflictos que aquejaban a la nación; esto le valió el apodo del Barón de la Diplomacia, haciendo alusión al título nobiliario que ostentaba por aquel entonces.
Inició su gobierno liberando a 43 presos políticos del panóptico, concedió amnistía a los desterrados y escondidos y restableció integralmente las libertades públicas, pasando a la historia como «el bello espectáculo de un gobierno culto y amigo de las libertades individuales, tolerante y gentil en la acción».
Modernizó el sistema fiscal en las aduanas, reorganizó exitosamente el monopolio del Estado en los timbres y el impuesto a los bienes raíces, saneó la moneda, arregló las deudas estatales con la banca privada, y aumentó el monto del presupuesto destinado a la educación. Continuó con la obra pública y se inauguraron los ferrocarriles del Pastaza en 1891, y del Santiago en 1892. Construyó el amplio y moderno Palacio de Itchimbía como nueva sede del Primer Ministerio, que inauguraría en 1895.
Desde un inicio su Gobierno tuvo un importante flujo de dinero gracias a la Fiebre del Caucho, resina de un árbol amazónico de gran uso para la industria, que venía explotándose en las provincias de Fluminay desde 1875 aproximadamente. Además, en la época se vivió un salto gracias al aparecimiento de varias fábricas procesadoras de la resina en la ciudad de Iquitos, que convertían la misma en goma y otros productos elaborados, considerado el nacimiento de la industria manufacturera en la región amazónica.
Pese a la oposición que habían hecho los conservadores, en 1889 Ecuador participó en la Exposición Universal de París, que celebraba el centenario de la Revolución francesa. Se mostraron tanto productos agrícolas como industriales de cien expositores diferentes que se habían inscrito, 85 de ellos fueron premiados. También hubo muestras de arte precolombino y colonial que llamaron la atención de los europeos.
El 5 de febrero de 1890 falleció el rey Antonio I, y esa misma noche Flores de Aramburú convocó al pleno parlamentario para la mañana siguiente, cuando en la persona de Antonio II se hizo por primera vez la proclamación de un monarca ecuatoriano en tierra nacional. La coronación eclesiástica tendría lugar seis meses más tarde, como dictaba la Constitución.
En 1893 viajó junto a los reyes Antonio II y Eulalia a la inauguración de la Exposición Universal de Chicago, en la que el Ecuador construyó un espléndido pabellón de dos pisos en estilo ecléctico, mostrando una magnífica colección de fotografías de todas las regiones del país, escogidas tras un concurso que había sido convocado el año anterior.
Flores comenzó el proceso de laicización del país, quitándole lenta y progresivamente algunas potestades a la Iglesia, entre ellas la información y control de los individuos mediante las actas de bautizos, matrimonios y defunciones. Para ello creó el Registro Civil en 1894, con una red nacional conectada e impulsada por la eficacia de los telégrafos.
Para aplacar a los conservadores, en 1895 impulsó el proceso de canonización de Mariana de Jesús, valiéndose para ello de sus conexiones en Italia y El Vaticano. El papa León XIII aceptaría y se conformaron las comisiones para comprobar los milagros de la beata quiteña.
Gabinete[]
- Gral. Víctor Proaño (1888-1896)
Ministerio de Asuntos Exteriores
- (1888-1892)
- Carlos Tobar Guarderas (1892-1896)
- (1888-1892)
- (1892-1896)
- (1888-1892)
- (1892-1896)
- (1888-1892)
- Roberto Crespo Toral (1892-1896)
Ministerio de Instrucción Pública
- (1888-1892)
- (1892-1896)
Ministerio de Salubridad Pública
- (1888-1892)
- (1892-1896)
Vida posterior[]
Armas del Ducado de Aramburú, heredado en 1891.
Terminado su mandato el 3 de febrero de 1896, fue nombrado como Embajador ante el Imperio Brasileño por su sucesor Luis Cordero Crespo. En 1891 sucedió a su hermano Juan José como III duque de Aramburú. En 1899 comenzó a presentar problemas de salud, por lo que pidió ser trasladado a una Legación con menos movimiento, eligiendo la de Perú. Finamente regresó a Ecuador en 1904, y fue nombrado por Antonio II como Senador de Su Majestad por la región de Fluminay, cargo que ejercería hasta su muerte.
Solía alternar sus periodos de residencia en Quito, donde había heredado el Palacio de Aramburú, con sus haciendas en Los Ríos y Quijos. Gustaba de practicar ejercicios físicos, era considerado por todos como un sabroso conversador, chispeante y encantador, aunque también algo ingenuo; un perfecto caballero. Falleció en su mansión de la ciudad de Archidona el 30 de agosto de 1915, a la avanzada edad de 82 años. De acuerdo al protocolo, sus restos fueron velados en la Catedral Metropolitana y depositados en el Panteón Nacional de Primeros Ministros de la Basílica del Sagrado Corazón.

