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Luisa Fernanda de Borbón | |
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Reina consorte de Ecuador | |
Luisa Fernanda, por Franz Xaver Winterhalter (1849). | |
Reinado | |
11 de septiembre, 1847 - 5 de febrero, 1890 | |
Predecesor | título creado |
Sucesor | Eulalia de Borbón |
Infanta de España | |
30 de enero de 1832 - 11 de septiembre, 1847 | |
Información personal | |
Nombre secular | María Luisa Fernanda de Borbón y Borbón-Dos Sicilias |
Tratamiento | Su Majestad |
Otros títulos | véase Títulos |
Nacimiento | 30 de enero de 1832 Palacio Real, Madrid |
Fallecimiento | 2 de febrero de 1897 Real Hacienda Pusuquí, Quito |
Entierro | Cripta Real del Sagrado Corazón |
Religión | católica |
Familia | |
Casa real | Orleans-Borbón |
Dinastía | Borbón |
Padre | Fernando VII de España |
Madre | Ma. Cristina de Borbón-Dos Sicilias |
Consorte | Antonio I de Ecuador |
Descendencia | véase Descendencia |
Luisa Fernanda de Borbón (Madrid, 30 de enero de 1832 - Quito, 2 de febrero de 1897) fue la primera reina consorte de Ecuador entre 1848 y 1890, cuando falleció el Rey. Era además una infanta de España por nacimiento y, por su matrimonio con Antonio de Orleans, princesa de Francia y duquesa consorte de Montpensier.
De conformidad con lo establecido en la Constitución de 1847, que reconocía a la Consorte como regente y cabeza del gobierno ante cualquier ausencia del Rey; y considerando que en efecto dicha regencia se produjo varias veces durante las giras del monarca al interior del país), la reina Luisa Fernanda fue la primera mujer gobernante en la historia de Ecuador.
Biografía[]
Nacida en el Palacio Real de Madrid como María Luisa Fernanda de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, era la segunda y última hija del rey Fernando VII de España y su esposa, la reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. Era, por tanto, nieta por vía paterna de Carlos IV de España y María Luisa de Parma, y por vía materna del rey Francisco I de las Dos Sicilias y su esposa, María Isabel de Borbón, también infanta de España.
Un hecho singular de su vida, poco conocido por los aficionados al arte, es que al morir su padre heredó la mitad del contenido del Museo del Prado, entonces llamado Museo Real y que era propiedad exclusiva de los Reyes de España. El riesgo de que la colección se desmembrase quedó por suerte eliminado, gracias a que se decidió que su hermana Isabel la indemnizase con dinero.
Matrimonio[]
La joven reina Isabel II de España, hermana mayor de la infanta Luisa Fernanda, había sido comprometida con su primo Francisco de Asís de Borbón, de clara tendencia homosexual. Pensando que la Reina no tendría herederos, Luis Felipe I de Francia planeó el matrimonio de su último hijo, Antonio de Orleans, con la única infanta de España, de tal manera que algún día sus nietos serían reyes del país.
La boda se celebró el 10 de octubre de 1846 en el Salón de Embajadores del Palacio Real de Madrid; el novio tenía 22 años y ella 15. En la misma ceremonia también contrajeron matrimonio la mencionada reina Isabel II y su primo, el Duque de Cádiz. Luisa Fernanda se convirtió entonces en duquesa consorte de Montpensier, que era el título francés de su esposo, y la pareja regresó a París para vivir entre el Palacio de las Tullerías y el Castillo de Vincennes, desde donde saldrían con rumbo a América para convertirse en Reyes de Ecuador.
Luisa Fernanda aportó con una jugosa dote que incluían más de 57 millones de reales de vellón entre numerario, fincas y alhajas. Además recibiría una retribución anual decretada por las Cortes españolas por tres millones de reales, de los que 550.000 le correspondían como infanta y 2.5 millones como heredera inmediata de la Corona después de su hermana. Entre sus posesiones se encuentran la Real Quinta de Quitapesares (Segovia) y el Palacio de Vistalegre (Madrid), este último compartido con su hermana como herencia de la madre. Finalmente, la herencia de su padre Fernando VII ascendía a otros 32 millones, que se pagarían en cinco anualidades.
La aportación de Antonio incluyó palacios, haciendas y otras tierras con una superficie total de 24.500 hectáreas, que según las proyecciones debían producir 1.2 millones de francos en los siguientes diez años. A esto se sumaba que el rey Luis Felipe I debía pagar a su nuera la cantidad de 60.000 francos anuales hasta que Antonio accediera a su herencia.
Descendencia[]
Luisa Fernanda y Antonio tuvieron nueve hijos, todos nacidos en Ecuador y de los que únicamente cuatro llegaron a la edad adulta, teniendo su propia descendencia:
- María Isabel de Orleans-Borbón (1848-1919), princesa de Ecuador. Casada con el rey Felipe I de Quebec, tuvieron ocho hijos:
- Amelia de Breton (1865-1951), princesa de Quebec y posteriormente reina consorte de Portugal. Casada con el rey Carlos I de Portugal, con descendencia.
- Felipe de Quebec (1869-1926), príncipe de Terranova y posteriormente rey de Quebec. Casado con la archiduquesa María Doroeta de Austria, sin descendencia.
- Elena de Breton (1871-1951), princesa de Quebec. Casada con el duque Manuel Filiberto de Saboya-Aosta, con descendencia.
- Carlos de Breton (1875), príncipe de Quebec. Murió en la infancia.
- Isabel de Breton (1878-1961), princesa de Quebec. Casada con el príncipe Juan de Breton, con descendencia.
- Jaime de Breton (1880-1881), príncipe de Quebec. Murió en la infancia.
- Luisa de Breton (1882-1958), princesa de Québec. Casada con el príncipe Carlos de Borbón-Dos Sicilias, con descendencia.
- Fernando de Breton (1884-1924), príncipe de Quebec. Casado morganáticamente con , con descendencia.
- María Amalia Luisa de Orleans-Borbón (1851-1870), princesa de Ecuador. Murió de tuberculosis, joven y sin hijos.
- María Cristina de Orleans-Borbón (1852-1879), princesa de Ecuador y posteriormente duquesa de Cotopaxi. Casada con Pierre de Orleans, duque de Penthièvre. Tuvieron dos hijos:
- Francisca Cristina de Orleans (1874-1954), princesa de Cotopaxi y posteriormente emperatriz consorte de México. Casada con el emperador Leopoldo I de México, con descendencia.
- Francisco Antonio de Orleans (1877-1963), príncipe de Cotopaxi y posteriormente II duque de Cotopaxi y Penthièvre. Casado con Joaquina de Gangotena y Caamaño (1884-1966), IX condesa de Selva Florida, con descendencia.
- María de la Regla de Orleans-Borbón (1856-1861), princesa de Ecuador. Murió aún siendo una niña.
- Fernando María de Orleans-Borbón (1859-1873), príncipe de Azuay. Murió de viruela, joven y sin hijos.
- María de las Mercedes de Orleans-Borbón (1860-1878), princesa de Ecuador. Casada con el rey Alfonso XII de España, sin descendencia.
- Felipe Raimundo de Orleans-Borbón (1862-1864), duque de Chimborazo. Murió aún siendo un niño.
- Antonio de Orleans-Borbón (1866-1930), príncipe de Azuay desde 1873 y posteriormente rey de Ecuador. Casado con Eulalia de Borbón, tuvieron tres hijos:
- Alfonso de Orleans-Borbón (1886-1975), duque de Pichincha y posteriormente príncipe de Azuay y rey de Ecuador. Casado con Beatriz de Sajonia-Coburgo-Gotha, con descendencia.
- Luis Fernando de Orleans-Borbón (1888-1945), duque de Esmeraldas y Montpensier. Casado con Isabel de Orleans-Breton, con descendencia.
- Roberta de Orleans-Borbón (1890), nacida muerta.
- Luis María de Orleans-Borbón (1867-1874), duque de Putumayo. Murió aún siendo niño.
Reina consorte de Ecuador[]
Véase también: Anexo: Línea temporal del reinado de Antonio I de Ecuador
La propuesta de la corona[]
En 1846 el general Juan José Flores, ex-presidente ecuatoriano derrocado por la Revolución marcista de 1845, llega a Europa con planes de crear un Reino de Ecuador que tuvo eco entre algunas Cortes reales con pretensiones en América. Flores tuvo contacto principalmente con el rey Luis Felipe I de Francia y la reina madre española María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, quienes accedieron a financiar el proyecto para colocar en el trono a los hijos de ambos que acababan de casarse.
La reina María Cristina estaba motivada también por el hecho de que si la pareja viajaba a Ecuador y se convertían en monarcas, alejaría el peligro político que representaba tenerlos cerca de la joven Isabel II, cuyo reinado en España estaba tambaleante por las continuas reclamaciones carlistas por la Pragmática sanción de 1830 que permitía reinar nuevamente a las mujeres si no tenían hermanos varones.
Cuando la propuesta monárquica fue expuesta ante Antonio y Luisa Fernanda, la pareja se entusiasmó inmediatamente, soñando con planes de grandeza y dejándose llevar por el romanticismo de la juventud, pues para entonces los duques tenían apenas 22 y 15 años respectivamente. Pronto iniciaron los planes de viaje y se mandaron a pintar magnos retratos con el célebre Franz Xaver Winterhalter para llevarlos consigo a su nuevo hogar.
El viaje a América[]
El 10 de enero de 1848 los Duques de Montpesier fueron declarados oficialmente como Reyes de Ecuador en una fastuosa ceremonia que tuvo lugar en la Galerie de la Paix del Palacio de las Tullerías (París). Al acto acudieron, además de la misión de diplomáticos americanos que representaban al Gobierno ecuatoriano y estaba presidida por el monarquista mexicano José María Gutiérrez de Estrada, los reyes franceses y padres de Antonio, Luis Felipe I y María Amelia; la reina y madre de Luisa Fernanda, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias; los hermanos de Antonio, un delegado de la reina Isabel II de España y otro del papa Pío IX.
Entre las primeras decisiones de los nuevos monarcas ecuatorianos estuvieron los nombramientos de José Joaquín de Mora como ministro plenipotenciario del nuevo Reino ante España e Italia, y del monarquista mexicano José María Gutiérrez de Estrada para Gran Bretaña y Francia, convirtiéndose así en los dos primeros funcionarios nombrados por la Casa Real.
El embarque en el puerto francés de El Havre duró varios días, pues los Reyes no habían escatimado en compras para instalarse cómoda y lujosamente cuando llegaran a Ecuador, llevando muebles, tapices, alfombras, relojes, obras de arte y, por supuesto, sus más preciadas joyas y ropajes. Finalmente, esperando buen clima, zarparon el 16 de enero de 1848, haciendo una escala de aprovisionamiento en las islas portuguesas de Madeira.
Las Reyes llegaron a La Habana el 16 de febrero, siendo recibidos por el capitán general de Cuba, Leopoldo O'Donnell, que los instaló en el Palacio de los Capitanes Generales. Durante su breve estancia en la isla comenzarían a sospechar que la Reina se encontraba embarazada por primera vez, lo que fue confirmado por los médicos el 28 del mismo mes.
El 3 de marzo se embarcan nuevamente con rumbo a Río de Janeiro, donde pasaron unos días como invitados del emperador brasileño Pedro II. Allí se enteraron del derrocamiento del padre de Antonio que había sucedido el 25 de febrero, pero decidieron continuar el viaje.
Cuando la joven pareja llegó al puerto de Guayaquil un 18 de abril, no fueron bien recibidos por los habitantes de la ciudad, de clara tendencia republicana, por lo que apenas descansaron una noche y emprendieron el largo viaje de ascenso hacia la cordillera de los Andes. Fueron mejor recibidos en Guaranda el 25 de abril, pasando un par de días en una hacienda del sector debido a los estragos del embarazo de la Reina, enamorándose del parecido que encontraban el paisaje con los valles de los alpes franceses.
Tras pasar por Ambato, Latacunga y Machachi, finalmente hicieron su ingreso triunfal en Quito el 1 de mayo, donde fueron recibidos masivamente, aunque los asistentes eran una mezcla entre meros curiosos y verdaderos simpatizantes de la monarquía. Se instalaron en el Palacio de Carondelet y con el pasar de los días fueron adentrándose en la cotidianidad de la ciudad, y por ello preocupándose por el estado en el que habían encontrado el país.
Los primeros años[]
Luisa Fernanda y su esposo empezaron a configurar una Corte con rígidos protocolos inspirada en la francesa, para ello empezaron reconociendo nuevamente todos los títulos españoles que habían sido abolidos por Simón Bolívar y la República, haciéndolos títulos ecuatorianos y creando otros tantos para personajes destacados como Juan José Flores, el general Vicente Aguirre y otros antiguos héroes de la Independencia, intentando así ganarse su simpatía.
En junio el Rey creó la Orden de Antonio I, para condecorar con ella a todos los miembros de la familia real. Por su parte, en agosto autorizó a Luisa Fernanda para crear la Orden de San Luis Gonzaga, de carácter estrictamente femenino y con la que podría reconocer las labores benéficas o en bienestar del Estado que tuvieran las damas del país. La princesa María Isabel nacería el 21 de septiembre y el evento fue celebrado por todo lo alto pese al sexo del bebé, pues todos esperaban que fuese el varón heredero de la Corona.
Con el pasar de los meses, y ya con la Reina recuperada de su parto, los monarcas comenzaron a presidir grandes bailes y recepciones que empezaron a tener lugar en el Palacio de Carondelet, y que pronto se convirtieron en los actos sociales más esperados y comentados de la ciudad. Sin embargo, estos mismos eventos evidenciaron la necesidad de realizar mejoras en el edificio, por lo que entre 1849 y 1854 la pareja contrató al arquitecto quiteño Juan Pablo Sanz.
La Quito a la que llegaron los Reyes distaba mucho de las grandes capitales europeas, con problemas de salubridad, pobreza, analfabetismo, mendicidad y enfermedades sociales. Razones por las que Luisa Fernanda se volcará a la labor humanitaria, fundando la Sociedad de Beneficencia Domiciliaria en 1849, contribuyendo constantemente a las instituciones de caridad y participando de sus felices acontecimientos familiares a las clases más desprotegidas, entre las que reparten directamente limosnas y alimentos.
Pese a todo, la profunda convicción católica de la capital de su nuevo Reino es un regocijo para Luisa Fernanda, de un carácter religioso que casi raya en el fanatismo, y más temprano que tarde se involucrará en la vida de las misas y procesiones de ese Quito con alma de beata. Era común ver a la familia real en todas las misas de Semana Santa que se celebraban en la Catedral, en la columnata del Palacio de Carondelet viendo el paso de las procesiones, y la Reina en particular solía presidir el rompimiento del velo cada miércoles santo.
Los Reyes le tenían especial devoción a la Virgen del Quinche, cuya romería solían no solo acompañar, sino también financiar cada año. Además la Reina acostumbraba obsequiar cada una de las vestimentas que la Virgen necesitaba para todos los actos especiales, por lo que en 1852 fue nombrada presidenta de la recién creada Hermandad del Quinche.
La educación de los niños era otro tema que preocupaba hondamente a la Reina, por ello fomentó y financió la creación de varias escuelas de párvulos y escuelas dominicales para jovencitas que no pudiesen estudiar entre semana. Uno de estos centros fue la Escuela de Santa Justa y Rufina, inaugurada el 2 de abril de 1850 en una casa que Luisa Fernanda adquirió cerca de la Plaza de Santo Domingo. Es de rescatar que la misma Reina en persona solía acudir a estos centros para comprobar su buen funcionamiento, así como los premios que dejaba para los estudiantes destacados.
La Reina era amante de los perros, y llegó a tener seis a los que cuidaba con todo el esmero y de los que muy rara vez se separaba, siendo sus favoritos un pequeño yorkshire inglés y un labrador americano, que incluso aparecen en el retrato familiar de los Orleans-Borbón. En general, el crecimiento personal de Luisa Fernanda en los primeros años de reinado la hicieron pasar de una adolescente poco instruida y desinteresada de los asuntos del Gobierno, aunque también soñadora y con delirios de grandeza, a una mujer de Estado, gobernante capaz, sensible, caritativa y la consejera más que adecuada para el Rey.
Una Reina madura[]
Los años siguientes Luisa Fernanda asumió las funciones propias de su rango como consorte y, durante las largas épocas que Antonio visitaba el interior del país, también encabezó la regencia del Reino como dictaba la Constitución. Esto le permitió involucrarse de manera directa en el gobierno, aprendiendo las artes de la política y la economía.
Luisa Fernanda fue piedra angular de las reformas que el Rey trazó para modernizar Ecuador y convertirlo en una potencia económica, no solo con el apoyo moral que se esperaba de ella como pareja, sino también con la participación activa en reuniones y la toma de decisiones. Como Regente llegó a promulgar una justa limitación de las horas de trabajo y la abolición de los castigos corporales (1851); además impulsó proyectos empezados por su esposo como los cuatro ferrocarriles emergentes para unir el país, el telégrafo y el transporte a vapor en los ríos navegables.
Se interesó por la beneficencia y el frente social del gobierno, creando sus propios proyectos personales como la apertura de guarderías, asilos de ancianos, hogares para pobres y orfanatos en varias ciudades del país. En 1852 impulsó junto a su esposo y el Cabildo de Quito la construcción de los jardines del Paseo de La Alameda y la Plaza Grande, así como del Monumento a la Independencia que se inauguró al centro de esta última en 1855, invirtiendo su propio dinero para financiarlos en parte.
En marzo de 1857 tuvo un aborto natural tras cuatro meses de gestación, así que para animarla y mantener su mente ocupada Antonio la envió a una gira por el sur del país, que tuvo lugar entre agosto de 1857 y febrero de 1858, y fue así como se convirtió en la primera gobernante ecuatoriana en visitar las ruinas de Ingapirca, en la provincia de Azuay, y reconocer su estatus como patrimonio nacional.
En el segundo semestre de 1867 y con 35 años de edad, Luisa Fernanda se embarcó junto a su esposo en el BSM Ecuador para una extensa gira latinoamericana que llevó a la pareja real ecuatoriana por nueve países de Sudamérica: Perú, Chile, Patagonia, Argentina, Fluminia, Paraguay, Uruguay, Ituquari, Brasil y Martinia. Esta acción, considerada una exitosa estrategia de campaña política nacional, fue clave para llevar a la Monarquía ecuatoriana a tener un alcance continental y a que se reconociera al país como uno de los líderes regionales emergentes.
Temiendo una posible ola de revueltas por la abolición de la esclavitud decretada en mayo de 1872, Antonio I envió a la Reina a Francia con el pretexto de visitar a su madre María Cristina, que se encontraba exiliada en dicho país al igual que su hermana, la depuesta reina Isabel II de España. En el viaje le acompañaron las princesas María Cristina y María de las Mercedes, así como los príncipes Fernando, Antonio y Luis María, que se instalaron todo el verano en el Castillo de Randan, propiedad que la familia real ecuatoriana mantenía en la región central de Auvernia. Allí invitarían a sus parientes que vivían en el exilio francés, incluyendo al príncipe Alfonso, futuro rey de España, que terminó enamorándose de su prima María de las Mercedes.
En el plano personal, la década de 1870 en la vida de la Reina se vio empañada por las sucesivas muertes de la mayor parte de sus hijos: María Amelia en 1870, Fernando en 1873, Luis en 1874, María de la Regla en 1861, Felipe en 1862, María de las Mercedes en 1878, y María Cristina en 1879. Finalmente sólo le sobrevivieron dos: María Isabel, que falleció en 1919, y Antonio II que murió en 1930.
Regencias[]
De acuerdo a la Constitución, Luisa Fernanda se hizo cargo de la Regencia del Reino durante seis ocasiones a lo largo de su vida:
- 20 de abril al 24 de junio de 1851, cuando e Rey salió de gira al sur del país.
- 9 de marzo al 16 de abril de 1852, cuando el Rey salió de gira al norte del país.
- 17 de mayo al 4 de agosto de 1856, cuando el Rey viajó a la frontera sur del país para entrevistarse con el emperador Jorge I de Perú y buscar el fin de la Primera Guerra Ecuatoriano-Peruana.
- 20 de octubre al 11 de diciembre de 1858, cuando el Rey viajó a Guayaquil para inaugurar el primer tramo del Ferrocarril Transaustral, entre Durán y Naranjal.
- 16 de octubre al 30 de noviembre de 1860, cuando el Rey viajó a Puerto Bolívar para la inauguración del primer tramo del Ferrocarril Transaurífero, entre esa ciudad y Saracay, al pie de la Cordillera.
- 10 de agosto al 18 de septiembre de 1866, cuando el Rey viajó a Bahía de Caráquez en el viaje del Ferrocarril Transmanabita, entre dicha ciudad y Quito. Además de asisitir en Guayaquil a la botadura del BSM Ecuador, primer buque privado de la Familia Real ecuatoriana.
Las damas de la Reina[]
Inicialmente la Reina tuvo opción de elegir a dos Damas de Honor y seis Damas de Palacio, pero después de un año se notó que el trabajo era demasiado fuerte para las mismas, por lo que se aumentó a cuatro Damas de Honor que debían alternar cada dos días, y catorce Damas de Palacio de las que rotaban dos diarias. Luisa Fernanda mantuvo este ritmo hasta el año 1890, cuando su esposo falleció y ella se convirtió en Reina madre, desde entonces sus damas dejaron de ser cambiadas hasta su muerte en 1897.
La Corte de Luisa Fernanda estaba claramente dominada por la presencia de la familia del primer ministro Juan José Flores, que permanecieron en sus cargos aún después de que el Duque abandonó el cargo. También destacaban en este monopolio social las hermanas Klinger-Serrano y las Quiñones de Cienfuegos.
Damas de Honor[]
- Mercedes Jijón de Vivanco (n.1811-f.1878), duquesa consorte de Aramburu. Dama de Honor entre 1848 y 1870, reemplazada por:
- Leonor Klinger Serrano (n.1831-f.1906), condesa consorte de Angla. Había sido Dama de Palacio desde 1848, ascendida a Dama de Honor entre 1870 y 1897.
- María Josefa Donoso de la Carrera y Zambrano (n.1819-f.1892), marquesa consorte de San José. Dama de Honor entre 1848 y 1892, reemplazada por:
- Rosario Pérez Pareja (n.1830-f.1901), marquesa consorte de Miraflores. Había sido Dama de Palacio desde 1850, ascendida a Dama de Honor entre 1892 y 1897.
- Leonor Pareja y Arteta (n.1802-f.1864), marquesa consorte de Casa Fiel. Dama de Honor entre 1849 y 1860, reemplazada por:
- María Antonia de Barrón y Añorga (n.1837-f.1919), condesa consorte de Luzárraga (casada 1856). Dama de Honor entre 1860 y 1897.
- María Larrea Bou (n.1809-f.1878), baronesa titular de Bou (1850). Dama de Honor entre 1849 y 1878, reemplazada por:
- Elvira Flores de Aramburu y Jijón (n.1832-f.1904), baronesa consorte de Catarama. Había sido Dama de Palacio desde 1848, ascendida a Dama de Honor entre 1878 y 1897.
Damas de Palacio[]
- Francisca de Maldonado y Zaldumbide (n.1780-f.1861), marquesa titular de Lises. Dama de Palacio entre 1848 y 1857, reemplazada por:
- Angelina de Wright-Rico (n.1835-f.1894), II baronesa consorte de Palenque (casada 1850). Dama de Palacio entre 1857 y 1894.
- Joaquina Guerrero y Dávalos (n.1810-f.1877), condesa titular de Selva Florida. Dama de Palacio entre 1848 y 1874, reemplazada por:
- (1864-1897)
- Francisca Rico y Rocafuerte (n.1813-f.1852), I baronesa consorte de Palenque. Dama de Palacio entre 1848 y 1852, reemplazada por:
- (1852-1897)
- María Dolores Quijano y Chiriboga (n.1819-f.1889), marquesa viuda de Villa Orellana. Dama de Palacio entre 1848 y 1889, reemplazada por:
- (1889-1897)
- Rosa Larrea y Caamaño (n.1827-f.1902), condesa consorte de Casa Jijón. Dama de Palacio entre 1848 y 1897.
- María Josefa de Chiriboga y Dávalos (n.1827-f.1925), condesa consorte de Atuntaqui y cuñada de la Duquesa de Aramburu. Dama de Honor entre 1848 y 1897.
- Josefa Rodríguez Mera (n.1795-f.1875), baronesa consorte de Quisapincha. Dama de Palacio entre 1849 y 1862, reemplazada por:
- (1862-1897)
- Mercedes Donoso y Lasso de la Vega (n.1813-f.1882), baronesa consorte del Real Agrado (1852, casada 1830). Dama de Palacio entre 1849 y 1882, reemplazada por:
- (1882-1897)
- Antonia de Aguirre y Angulo (n.1817-f.1878), condesa consorte de La Vega (1852, casada 1833). Dama de Palacio entre 1849 y 1878, reemplazada por:
- (1878-1897)
- Virginia Klinger Serrano (n.1823-f.1892), condesa consorte de Chillo-Compañía (heredado en 1869, casada 1841). Dama de Palacio entre 1849 y 1892.
- Rosario Pérez Pareja (n.1830-f.1901), marquesa consorte de Miraflores (casada 1850). Dama de Palacio entre 1849 y 1897.
- María de los Ángeles Caamaño y Cornejo (n.1830-f.1879), marquesa consorte de Puná. Dama de Palacio entre 1850 y 1879, reemplazada por:
- (1879-1897)
- Leonor Klinger Serrano (n.1831-f.1906), baronesa consorte de Angla (1854, casada 1854). Dama de Palacio entre 1849 y 1870, cuando es ascendida a Dama de Honor, reemplazada por:
- (1870-1897)
- Elvira Flores de Aramburu y Jijón (n.1832-f.1904), baronesa consorte de Catarama (1850, casada 1844) e hija de los Duques de Aramburu. Dama de Palacio entre 1849 y 1878, cuando es ascendida a Dama de Honor, reemplazada por:
- (1878-1897)
El asunto del trono español[]
Las relaciones entre los Orleans-Borbón y la reina Isabel II de España fueron a menudo difíciles, pues a poco tiempo del matrimonio se llegó a saber de los planes del rey francés Luis Felipe I para que Antonio y su mujer se quedaran con el trono español; además, en el campo político el Duque chocaba frontalmente con varios miembros de la familia real.
Es debido a este tema que en cuanto apareció la oferta del trono ecuatoriano, la reina madre española María Cristina hizo todo lo posible para que los Duques de Montpesier se quedaran con él, y de esa manera no solo alejarlos de la Corte madrileña, sino también restarlos de la avalancha de conspiraciones que diariamente acechaban a la joven reina Isabel II. Sin embargo, y a pesar del viaje a América en donde se ciñeron su propia corona, los Antonio y Luisa Fernanda siguieron siendo usados para los planes de derrocamiento.
En 1868 tuvo lugar la revolución conocida como "La Gloriosa", que destronó a Isabel II, ocasión aprovechada por el ya entonces rey Antonio I de Ecuador para entrar en la lista de candidatos monárquicos para España. Envió una carta al Congreso español en la que anunciaba que de ser escogido abdicaría la corona ecuatoriana en favor de su segundo hijo varón, Antonio de Orleans-Borbón, y viajaría a Madrid junto al primero, Fernando María asegurando así la sucesión de ambas naciones.
Pese a que invirtió mucho dinero en propaganda y a que contaba con varios adeptos a su causa, su suerte estaba echada, pues muchos diputados lo consideraban un monarca extranjero que ponía en riesgo la soberanía de España. Así, su candidatura recibió solo 60 votos contra los 191 de Amadeo de Saboya, sesión en la que además, y de manera inesperada, Luisa Fernanda recibió también un voto.
Ansiosos por también hacerse con el trono español de cualquier manera, ya fuese para ellos o alguno de sus hijos, animaron a la princesa María de las Mercedes cuando se enamoró y luego se casó con Alfonso XII, que había recuperado el trono de España en 1874 tras la abdicación de su madre. Sin embargo la unión duró poco, pues la joven María de las Mercedes murió meses después de la boda.
Últimos años[]
En la década de 1880 hubo poco movimiento político después de la agitada dictadura de Ignacio de Veintemilla (1877-1883), y para entonces la Reina se había convertido en una figura materna para los ecuatorianos, aunque su popularidad era compartida con la esposa del príncipe heredero, la infanta española Eulalia de Borbón.
El rey Antonio I falleció el 5 de febrero de 1890, víctima de una apoplejía cerebral que le atacó mientras se encontraba en sus apartamentos del Palacio de Alameda. Sus restos mortales fueron velados en la Basílica del Sagrado Corazón y enterrados en la Cripta Real del mismo templo. Fue inmediatamente sucedido en el trono por el único hijo varón que le sobrevivió, Antonio II.
Luisa Fernanda pasó a convertirse en la Reina madre, título nunca otorgado por la Casa real, pero que se popularizó por una nota nota de condolencias publicada en el Diario El Comercio. Sus últimos años los pasó en la Hacienda Pusuquí, la residencia estival de Pomasqui que ella misma había adquirido en 1849, lo que limitó enormemente sus viajes a Quito. Allí falleció de un paro cardio-respiratorio el 2 de febrero de 1897, mientras dormía plácidamente en su recámara.
Al igual que en la muerte de su esposo, sucedida siete años antes, sus restos fueron velados en la Basílica del Sagrado Corazón y enterrados en la Cripta Real del mismo templo, junto a los del primer Rey ecuatoriano y los príncipes que habían partido antes que ellos.
Títulos, tratamientos y distinciones[]
- 30 de enero de 1832 - 9 de octubre de 1846: Su Alteza Real la infanta Luisa Fernanda de España.
- 10 de octubre de 1846 - 9 de enero de 1848: Su Alteza Real la duquesa Luisa Fernanda de Montpesier, infanta de España.
- 10 de enero de 1848 - 5 de febrero de 1890: Su Majestad la reina Luisa Fernanda de Ecuador, duquesa de Galápagos y señora del Amazonas.
- 6 de febrero de 1890 - 2 de febrero de 1897: Su Alteza Real la reina viuda Luisa Fernanda de Ecuador.
Distinciones honoríficas[]
- Dama de la Orden de las Damas Nobles de la Reina María Luisa (España), 30 de enero de 1832.
- Dama Gran Cruz de la Orden de la Rosa (Brasil), 15 de marzo de 1848.
- Dama de la Orden de Antonio I (Ecuador), 17 de junio de 1848.
- Maestra de la Orden de San Luis Gonzaga (Ecuador), desde el 10 de agosto de 1848 hasta el 5 de febrero de 1890.
- Dama Gran Cruz de la Orden Haitiana de Santa Ana (Haití), 26 de julio de 1850.
- Dama Gran Cruz de honor y devoción de la Orden de Malta (Vaticano), 9 de julio de 1852.
- Dama de Primera Clase de la Orden de Santa Catalina (Imperio Ruso), 8 de diciembre de 1854.
- Dama de Primera Clase de la Orden de la Cruz Estrellada (Imperio austrohúngaro), 15 de enero de 1857.
- Dama Gran Cruz de la Orden de Santa Helena ({Quebec), 26 de octubre de 1859.
- Dama de la Orden de Boyacá (Colombia), 21 de abril de 1863.
- Dama de la Orden del Sol (Perú), 23 de junio de 1864.
- Dama de la Orden de Los Andes (Argentina), 11 de agosto de 1864.
- Dama Gran Cruz de la Orden de San Carlos (México), 10 de abril de 1866.
- Rosa de Oro de la Cristiandad (Vaticano), 13 de enero de 1871.
- Dama de la Orden de la Reina Santa Isabel (Portugal), 19 de julio de 1872.
- Dama Gran Cruz de la Orden de Nuestra Señora de la Concepción de Villaviciosa (Portugal), 19 de julio de 1872.