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Palacio de Capelo 01

Palacio de Capelo, en la Quinta Real de Los Chillos.

El Palacio de Capelo es un recinto palaciego ubicado a las afueras de la ciudad de Quito, en medio de un espacio natural privado de la familia Orleans-Borbón llamado Quinta Real de Los Chillos, que es como se conoce popularmente al edificio, y que se encuentra en la jurisdicción del Valle de Los Chillos. Recibe su nombre del río Capelo, un riachuelo que corre por medio de la propiedad y a pocos metros del edificio.

A pesar de que la residencia oficial del Rey de Ecuador es el Palacio de Alameda, donde además se encuentra su despacho oficial; desde que Álvaro I ascendió al trono y decidió continuar viviendo en Capelo como había venido haciendo tras su matrimonio con Amalia de Habsburgo-Orleans en 1937, la quinta se convirtió en el principal hogar de la familia real ecuatoriana.

Pese a que desde 1984 el edificio principal abre sus puertas al público entre los meses de enero y noviembre, en los pabellones anexos tienen sus residencias permanentes los reyes Álvaro II y Chantal, que viven en el ala sur junto a sus dos hijos que aún permanecen solteros, Leonor y Miguel. La princesa Margarita, hija primogénita del Rey, que vive en el ala occidental en compañía de su esposo Felipe de Selva Florida y sus cuatro hijos, María Elena, Alejandra, Alfredo y Amelia. Y finalmente el príncipe Enrique, segundo varón del Rey, que vive en el ala oriental junto a su esposa Ana Lucía.

Historia[]

Palacio de Capelo (1886)

El palacio recién terminado (1891).

El edificio fue mandado a construir en 1888 por el entonces príncipe heredero, Antonio de Azuay, como regalo para su esposa María Eulalia por el nacimiento de su segundo hijo, el príncipe Luis Fernando, en el que la familia podría retirarse para descansar los inviernos, lejos de los Reyes al menos hasta Navidad, cuando todos se reunían en la Real Hacienda Pusuquí. El diseño fue encargado al arquitecto quiteño Juan Pablo Sanz, que ya había trabajado para la familia real en otras obras y estaba considerado uno de los mejores de Latinoamérica en su época.

El sitio escogido para el emplazamiento fue la Hacienda Capelo en el sector de Conocoto del Valle de Los Chillos, adquirida por el Príncipe al I Conde de Campana, y cuyos terrenos estaban rodeados por el río San Pedro al norte, Capelo al sur, la confluencia de ambos al occidente, y al oriente colindaba con el resto de la hacienda del Conde. La compra de las tierras lugar en agosto de 1887 y la construcción empezó en enero del año siguiente con un préstamo que el Príncipe de Azuay consiguió del banco de la familia Gangotena.

El Palacio, que para entonces correspondía únicamente a la actual ala norte, fue terminado en noviembre de 1890, apenas unos meses después de que el Príncipe ascendiera al trono tras la muerte de su padre, por lo que en realidad no llegó a ocuparlo sino pocas veces a lo largo de su vida, y fue usado sobre todo para los encuentros con sus amantes. Cuando su hijo, el príncipe Alfonso de Azuay contrajo matrimonio con Beatriz de Sajonia-Coburgo-Gotha en 1909, tomaron posesión del palacio como su residencia de fin de semana, convirtiéndose desde entonces en una tradición de los herederos de la Corona.

Cuando el príncipe Álvaro comenzó a ocupar el lugar junto a su esposa Amalia de Habsburgo-Orleans en 1937, decidieron convertir a Capelo en su residencia principal en demérito del Palacio del Ejido, que mantuvieron únicamente para reuniones de protocolo y eventos puntuales que no pudieran realizarse fuera de la ciudad. Inició entonces un plan de ampliación por pabellones a cargo del arquitecto Francisco Durini Cáceres, que para cuando finalizó en 1946 había triplicado el área del palacio y dejó al edificio con las características que conocemos hasta la actualidad.

Palacio de Capelo (1853)

El palacio en 1953, tras la ampliación del entonces príncipe Álvaro de Azuay.

Cuando Álvaro I ascendió al trono en agosto de 1975, decidió continuar residiendo en Capelo debido a que consideraba al Palacio de Alameda como un lugar demasiado formal y ostentoso, todo lo contrario a su amada quinta en la que había invertido tanto tiempo y dinero para adecuarla a su gusto personal. Esta decisión sería posteriormente imitada por su hijo y actual Rey, Álvaro II, tras su coronación en 1978. Desde entonces la otrora residencia principesca se convirtió en el hogar formal de la familia real ecuatoriana, aunque el despacho oficial de Su Majestad se ha mantenido en la ciudad.

Apertura al público[]

Desde 1984 el palacio abre sus puertas al público entre los meses de enero y noviembre, cuando se pueden visitar el jardín delantero y los apartamentos históricos del ala norte (edificio original), decorados igual que a inicios del siglo XX. Este proyecto, ya convertido en tradición y puesto en marcha por el entonces príncipe Álvaro II, busca solventar el costoso mantenimiento anual del edificio.

Además de las áreas ya mencionadas, entre los meses de junio y agosto que la familia real se traslada para pasar la temporada estival en el Palacio de Palmas (San Lorenzo), el visitante puede acceder a la totalidad de los jardines de la quinta, conocer el molino y los establos, así como el área recreativa privada a orillas del río Capelo. El periodo turístico de verano termina el penúltimo domingo de agosto, cuando los Orleans-Borbón regresan a la ciudad de Quio para el inicio de la temporada escolar.

Interiores históricos[]

Vestíbulo de ingreso[]

Este espacio de recibo, el primero al que ingresan los visitantes del Palacio, recorre todo el ancho del pabellón original y posee salida hacia el patio posterior, así como la gran escalera de madera de guayacán que es su punto focal, misma conduce a las habitaciones familiares del segundo piso. En las paredes se encuentran hornacinas donde se exhiben valiosas piezas de porcelana traídas de Inglaterra, India, Japón y Francia; y sobre estas cuelgan retratos de los monarcas ecuatorianos y sus consortes.

Gran Salón[]

Se encuentra contiguo al vestíbulo por el lado derecho y está profusamente decorado en colores carmesí y dorado, símbolos tradicionales de la realeza. Siendo la sala más grande del palacio, los príncipes de Azuay celebraban aquí sus audiencias formales, recepciones diplomáticas y bailes, usos que han sido heredados ahora que es la residencia oficial del Rey. Los llamados tronos de Azuay fueron colocados por el príncipe Alfonso en 1911 para que él y su esposa, la princesa Beatriz de Sajonia-Coburgo-Gotha, presidieran los eventos de la sala acorde a su estatus no solo de anfitriones, sino de herederos de la Corona y futuros monarcas.

Sala Azul[]

La Sala Azul se encuentra en el lado izquierdo del vestíbulo y constituye el espacio en el que los invitados esperan a ser atendidos por los miembros de la familia real, por lo que también recibe el nombre de Sala de Espera. Retratos de los príncipes Antonio y Eulalia, pintados entre 1887 y 1890 por el célebre retratista estadounidense William Cogswell, decoran las paredes junto con otros de monarcas que fueron considerados aliados de Ecuador en aquella época.

Comedor de Gala[]

Puertas corredizas bellamente talladas dividen la Sala Azul de este espacio, que posee ingreso también por el vestíbulo y presenta una temática carmesí con ventanas de piso a techo, muebles de madera de guayacán, elegantes cristalería de Bohemia, porcelana de París y una enorme alfombra floral de la fábrica de Guano. Retratos de líderes españoles, franceses, austriacos y británicos cuelgan sobre los tres aparadores.

Escalera y Vestíbulo alto[]

Recámara de Alfonso de Azuay[]

Ubicada inmediatamente después de subir la escalera, en la esquina suroriental del segundo piso, esta fue la recámara privada del entonces príncipe Alfonso de Azuay cuando se encontraba en Capelo, ocupándola desde su matrimonio en 1909 hasta su ascenso al trono en 1930, cuando se mudó junto a su familia al Palacio de Alameda y comenzó a ocupar la Real Hacienda Pusuquí para los fines de semana.

Por su parte, el espacio fue remozado para el uso de su hijo mayor y heredero, el príncipe Álvaro, que mantuvo la recámara como suya aún después de casarse en 1937, convirtiéndose en uno de los primeros miembros de la Casa Real que se supo compartía lecho con su esposa cada noche, una costumbre poco común hasta entonces en la aristocracia quiteña. Sin embargo, con la ampliación de los nuevos pabellones y la mudanza de los aposentos privados de la familia hacia los mismos en 1946, se decidió que la decoración utilizada para la muestra museística sería la de la época de Alfonso I (1909-1930).

Despacho de Álvaro de Azuay[]

Ubicado junto a la Recámara de Alfonso de Azuay, justamente al centro del lado oriental del segundo piso, este espacio fue utilizado desde 1913 como habitación del duque Álvaro de Quito, primogénito de los entonces príncipes de Azuay, Alfonso y Beatriz. Más, cuando éste creció y tomó posesión de Capelo, lo transformó en su espacio privado de trabajo, en donde cada mañana revisaba su correspondencia, se reunía con su secretario, planificaba su día y, en ocasiones, también lo hacía su esposa Amalia, al menos hasta la mudanza a los pabellones nuevos en 1946.

Sala de Música[]

Ubicada en el ángulo norte del lado oriental del segundo piso, inmediatamente después del Despacho, a esta habitación se le llama también Sala Dorada por el uso mayoritario de este color en la decoración. Fue un lugar de reunión para la familia principesca de Azuay, en el que disfrutaban componiendo, tocando y escuchando música y canciones. Las ricas cortinas de satén dorado enmarcan las nueve ventanas del piso al techo haciendo juego con los tonos marrones de la alfombra de lana hecha en Guano.

Recámara de Beatriz de Azuay[]

Ubicada inmediatamente después de subir la escalera, en la esquina suroccidental del segundo piso y frente a la de su marido, esta fue la recámara de la entonces princesa consorte Beatriz de Azuay, quien la ocupaba esporádicamente cuando la familia estaba en Capelo, pues casi siempre dormía junto a su esposo, siendo la primera pareja real que se conoce compartía lecho cada noche, una costumbre poco practicada hasta entonces en la aristocracia quiteña. La decoración utilizada para la muestra museística data precisamente de esta época (1909-1930).

Recámara del Príncipe Ataúlfo de Cuenca[]

Ubicada junto a la Recámara de la Princesa de Azuay, esta fue originalmente la habitación del príncipe Álvaro, primogénito de los príncipes herederos Alfonso y Beatriz, nacido en 1910. Sin embargo, con la llegada de los príncipes Alfonso y Ataúlfo en 1912 y 1913 respectivamente, Álvaro se mudó a la habitación que hoy es el Despacho, mientras que sus dos hermanos menores se quedaron compartiendo esta habitación, pues la Aya de los niños ocupaba la última recámara disponible del segundo piso.

Sin embargo, a medida que los dos príncipes menores crecían y se convertían en adolescentes también demandaban mayor privacidad, por lo que los padres decidieron darle a cada uno su propia recámara en Capelo, y en 1924 el príncipe Alfonso se mudó a la antigua habitación de la Aya. Así, esta recámara quedaría únicamente para el pequeño Ataúlfo, y precisamente la actual muestra museística mantiene la sencilla decoración que el menor de los hijos del futuro Alfonso I le dio durante su adolescencia.

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