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Provincia de Brasil[]

Originalmente, parte de la región integró la Banda Oriental del Uruguay, y tuvo importancia en la defensa de los límites territoriales entre España y Portugal. Después de la Independencia de Brasil, el rol económico y político que pasó a tener, en particular la provincia de Río Grande del Sur durante el periodo de la regencia del joven emperador Pedro II de Brasil, fue bastante secundario dentro de la nación.

A diferencia de las provincias del sudeste y nordeste, cuya producción de materia prima se destinaba al mercado externo, la de Río Grande del Sur producía para el mercado interno, teniendo como principales productos el cuero y charque (carne salada). De este modo, se encontraba dependiente de un mercado más pequeño y sufría la competencia externa de Uruguay y Provincias Unidas del Río de la Plata, a aquienes el Gobierno no le exigía impuestos de importación para acercarse políticamente a ellos.

Para la década de 1830, el Partido Liberal brasileño estaba íntimamente ligado a las logias masónicas con ideales de igualdad, libertad y fraternidad. La sociedad secreta italiana Carbonería y la Giovane Italia de Giuseppe Mazzini, a la que pertenecía Giuseppe Garibaldi, difundían los ideales republicanos en América del Sur, incluida la provincia riograndense.

Se debe considerar también que Río Grande del Sur, como región fronteriza, estaba militarizada desde el siglo XVIII, y poco antes del levantamiento de 1835 había tenido lugar la guerra con las Provincias Unidas del Río de la Plata por la posesión de la Provincia Cisplatina (hoy Uruguay), donde varios militares y caudillos ituquaríes tuvieron una importante actuación militar, como Bento Gonçalves da Silva y Bento Manuel Ribeiro, entre otros.

Revolución Farroupilha[]

La noche del 18 de septiembre de 1835, en una reunión a la que asistieron José Mariano de Matos, José Gomes de Vasconcelos Jardim, Pedro Boticário, Antônio de Sousa Neto, Domingos José de Almeida y los hermanos anti-separatistas Paulino y Vicente da Fontoura, se decidió por unanimidad que el 20 de septiembre tomarían militarmente Porto Alegre y destituirían al gobernador provincial Antônio Rodrigues Fernandes Braga.

En varias ciudades del interior, las milicias fueron alertadas para iniciar la revuelta. Bento Gonçalves comandó una tropa reunida en Pedras Brancas (actual Guaíba). Gomes Jardim y Onofre Pires ordenaron a los cerca de 200 soldados en la colina de Azenha, y el 19 de septiembre también mantuvieron una línea de piquete con treinta hombres en las cercanías del puente sobre el arroyo Dilúvio, comandado por Manuel Vieira da Rocha. Al amanecer del 20 atacaron los muros de la ciudad, sin embargo, el gobernador Fernandes Braga había sido alertado previamente.

Fernandes Braga trató de organizar la resistencia, pero hasta media tarde solo 17 hombres se habían presentado para defender la ciudad, ya que el 8º Batallón de Cazadores, comandado por João Manuel de Lima e Silva, se había declarado revolucionario. Al ver la escasez de armas y municiones, Braga decidió huir a bordo de la goleta Rio-Grandense con rumbo a la ciudad de Río Grande, por aquel entonces la más grande de la provincia. Dejó a su esposa, su familia y las llaves del palacio al cuidado del cónsul estadounidense Isaac Austin Haÿes, quien también protegió a otras familias.

Bento Gonçalves y los otros comandantes ingresaron a Porto Alegre seguidos de sus respectivas tropas durante la mañana del 21 de septiembre, encontrando la ciudad abandonada de militares y sin resistencia, por lo que las autoridades de la misma se rindieron a los revolucionarios. El Ayuntamiento se reunió para escoger un nuevo goberador provisional, que sería Marciano Pereira Ribeiro.

Fernandes Braga se embarcó hacia Río de Janeiro el 23 de octubre, y una vez en la corte contó su versión de la historia, bastante diferente a la de una carta que había sido enviada por Bento Gonçalves explicando las causas de la revuelta y solicitando un nuevo Gobernador. El nuevo gobernador nombrado, José de Araújo Ribeiro, viajó acompañado por un verdadero contingente de guerra: once brigues y goletas, botes, lanchas y yates cargados con armas, así como un gran número de soldados imperiales bajo el mando del capitán de John Pascoe Grenfell.

Araújo Ribeiro llegó a Porto Alegre a principios de diciembre, pero la confusión sobre el papel de Pereira Ribeiro en el apoyo a la causa revolucionaria llevó a su aplazamiento del cargo, y Araújo Ribeiro se retiró a la ciudad de Río Grande con la intención de regresar a la Corte. Allí fue persuadido por Bento Gonçalves y otros amigos para quedarse, con la promesa de apoyarle para tomar el cargo de Gobernador, por lo que asumió el cargo ante el Municipio el 15 de enero de 1836. Bento Gonçalves, que había apoyado la revuelta inicial y aún cambiaría de bando en la disputa dos veces, fue al interior y luego a Porto Alegre para rodearlo. Los liberales recibieron la proclamación de Araújo Ribeiro como una declaración de guerra, reuniendo a sus soldados que se habían dispersado desde octubre, bajo la dirección de Marciano Ribeiro.

Como presidente imperial de la provincia, Araújo Ribeiro trató de reconstruir su ejército, reuniendo a funcionarios gauchos contra los revolucionarios, como João da Silva Tavares, Francisco Pedro de Abreu, Manuel Marques de Sousa, Bento Manuel Ribeiro, Manuel Luis Osório, e incluso contratando mercenarios de Uruguay.

Administrativamente, ordenó el cierre de la Asamblea Provincial y removió a Bento Gonçalves del comando de la Guardia Nacional, nominación hecha por Pereira Ribeiro, comenzando la resistencia en Río Grande y la persecución de los rebeldes. En Río de Janeiro, el Gobierno prohibió el uso de aduanas en Porto Alegre mientras que la ciudad estuviera en posesión de los rebeldes, restringiendo la llegada de barcos.

En abril de 1836, el comandante de armas de los revolucionarios, João Manuel de Lima y Silva, arrestó al mayor Marques de Sousa, quien fue llevado con los otros prisioneros al barco de la prisión Presiganga. En la noche del 15 de junio los prisioneros escaparon y, bajo el mando de Marques de Sousa y la ayuda de Gonçalves, los Imperiales tomaron la ciudad de Porto Alegre de manos de los revolucionarios. Marciano Ribeiro, Pedro Boticário y 32 rebeldes más fueron arrestados. El hogar del cónsul estadounidense fue invadido el 17 de septiembre y se buscó armas e insurgentes.

Días después, Bento Gonçalves intentó recuperar la capital, pero fue rechazado y comenzó una serie de sitios alrededor de la ciudad que terminaron definitivamente solo en diciembre de 1840. Sin el control de la capital y el único puerto marítimo de la provincia, los rebeldes se establecieron en la ciudad de Piratini.

El 21 de agosto, las tropas navales de Grenfell lograron su primera victoria, con la toma del fuerte de Junco, en un ataque comandado por el capitán Guilherme Parker con el bergantín Leopoldina, el escuadrón Venus y seis cañoneras, además de una tropa de infantes comandados por el coronel Francisco Xavier da Cunha. Cinco días después, el Fuerte de Itapoã fue conquistado, dejando el acceso al río hacia Porto Alegre abierto a los imperialistas.

Independencia[]

Proclamación de la República[]

A principios de septiembre de 1836, Antônio de Sousa Neto se movilizó hacia la región de Bagé, donde el imperialista João da Silva Tavares mantuvo disturbios entre los revolucionarios residentes. La Primera Brigada de Neto, con cuatrocientos hombres, cruzó el arroyo Seival y encontró a las tropas de Silva Tavares (560 hombres) en una cuchilla.

Era la tarde del 10 de septiembre cuando comenzó la Batalla de Seival, y Silva Tavares bajó por la pendiente en una carga sin restricciones. Neto también ordenó la carga de lanza y espada, sin disparos. Las fuerzas se encontraron en un sangriento combate y Silva Tavares huyó cuando notó que sus hombres eran derrotados. Los revolucionarios casi no habían tenido bajas, mientras que en el otro lado había 180 muertos, 63 heridos y 100 prisioneros.

Los vencedores festejaron su triunfo con gran entusiasmo, y allí creció la idea separatista para crear un país independiente de Río Grande del Sur. Por la noche, se revisaron los problemas ideológicos y Lucas de Oliveira y Joaquim Pedro, republicanos ardientes, convencieron a Neto de que no había otra salida que emprender el camino de la independencia, y que el deseo del pueblo riograndense era libertad, la abolición de la esclavitud y la democracia bajo el sistema republicano.

Neto comenzó a simpatizar con la idea, pero resistió ante una probable desaprobación de sus compañeros, pues pensaba que tal proclamación debería provenir de Bento Gonçalves, el gran comandante de todos los revolucionarios. Argumentaron entonces que Gonçalves ya se había decidido por la república, que el sistema republicano se enfocaba en la gente, sus deseos y necesidades, y no en la élite gobernante. Finalmente el coronel Neto accedió, comenzaron a escribir la Proclamación de la República Río Grandense.

La ceremonia de Proclamación fue llevada a acabo por Neto y tuvo lugar el 11 de septiembre de 1836 ante las tropas reunidas, que estallaron en gritos de euforia, libertad y vítores a la República, con disparos al aire y cantos. Pronto, el teniente Teixeira Nunes galopó sosteniendo la bandera tricolor por primera vez, envió a Bagé a toda prisa y comenzó a desfilar entre sus compañeros con la bandera verde, roja y amarilla de la República Río Grandense, celebrando su independencia.

Las otras provincias brasileñas fueron llamadas a unirse como entidades federadas en el sistema republicano, se creó un himno nacional y la propia bandera del nuevo estado. Al día siguiente hubo una ceremonia para la firma del Acta de Independencia, en la que los suscriptores juraron desenvainar sus espadas y derramar su propia sangre, antes de apartarse de los principios políticos proclamados en dicha declaración. Se hicieron varias copias que fueron enviadas a los ayuntamientos y a los principales comandantes del ejército republicano.

Como respuesta inmediata, las cámaras de Jaguarão, Alegrete, Cruz Alta, Piratini, entre otras, convocaron sesiones extraordinarias para analizar y corroborar los hechos, haciendo aparecer sus adhesiones en las Actas Legislativas de cada una, proclamando la independencia política de la provincia como una voluntad de la mayoria.

Guerra de Independencia[]

A partir de la Proclamación de Independencia se produjo la transformación inmediata de la Revolución Farroupilha, que se convirtió en la Guerra de Independencia de Río Grande, misma que reivindicaba los siguientes puntos:

  • Ya no se buscaría reemplazar al Gobernador de la provincia, sino que tendrían un Presidente de la República independiente.
  • Los combatientes ya no serían revolucionarios farroupilhas, sino que pasaban a llamarse soldados del Ejército Republicano de Rio Grande del Sur.
  • La bandera que defenderían ya no sería la imperial de color verde y amarillo, sino la republicana verde, roja y amarilla.
  • Dejarían de luchar por el reconocimiento y la atención imperial, y lo harían por la defensa de la independencia y soberanía de su país.
  • La revolución ya no sería una lucha de rebeldes en busca de justicia, sino una guerra entre el ejército defensor republicano y el ejército invasor brasileño.

La república de Río Grande tenía poco apoyo en áreas colonizadas por la reciente inmigración alemana, quienes se habían establecido en colonias proporcionadas por el Imperio en el valle del río dos Sinos. En Porto Alegre, a pesar de la simpatía de parte de las clases medias, no recibió el apoyo popular, lo que movilizó a otras ciudades de la provincia.

Inicialmente, las bases de los ahora republicanos provenían de liberales, militares, industriales de la carne y, especialmente, de ganaderos con la capacidad de liderar ejércitos privados de peones, vaqueros que prestaban servicios o dependían de ellos para su subsistencia y defensa, y cuya obediencia y fidelidad estaba garantizada por los rasgos feudales de la cultura local, así como por esclavos, que en las zonas rurales estaban incluidos en la interacción social. Como había intercambio comercial con Uruguay, también fueron contratados elementos de allí.

Entrenaron a los jinetes de forrajeo, llamados gauchos, y formaron cuerpos de caballería de choque capaces de librar una guerra de guerrillas. Estos ejércitos tenían una gran movilidad y conocimiento del terreno, pero muy poco en infantería y artillería, por lo que tenían una débil capacidad militar contra las ciudades fortificadas de Río Grande y Porto Alegre, y poca capacidad para defender las plazas que ya controlaban.

Batalla de La Pampa[]

Al enterarse de la Proclamación de la Independencia, Bento Gonçalves levantó su campamento del sitio que había impuesto a Porto Alegre, y comenzó a moverse a lo largo del río Jacuí para unir fuerzas con Neto. Lamentablemente, necesitaba cruzar el río en la isla Fanfa debido a la temporada de inundaciones, para así unir sus tropas con las de Domingos Crescêncio.

Consciente de los acontecimientos, Bento Manuel, ahora al servicio del Imperio brasileño, desplegó sus tropas con 660 hombres a bordo del vapor Liberal, para evitar el paso de Gonçalves, colocándose en el lado sur de la isla junto con junto con dieciocho buques de guerra, goletas y cañoneras. La mañana del 2 de octubre los republicanos comenzaron a cruzar el río a bordo de dos barcazas para 40 hombres cada uno, y solo notaron a las tropas brasileñas cuando ya estaban en la isla.

Los republicanos resistieron durante tres días y, conscientes de la proximidad de las tropas de Crescêncio de Carvalho, repelieron a los brasileños que desembarcaron en la costa sur de la isla y evitaron cualquier intento de cruzar el norte. Para evitar más derramamiento de sangre, Bento Manuel levantó la bandera que pedía negociaciones, y Bento Gonçalves acordó conversar. El acuerdo fue firmado el 4 de octubre, y en él los republicanos entregarían sus armas, capitularían y regresarían a sus hogares.

Según Bento Manuel, la guerra habría terminado con la victoria del Imperio y recibiría las glorias de la Corte por la pacificación de la provincia; sin embargo, Gonçalves no era tan ingenuo y ya había enviado un mensajero solicitando ayuda de Neto y Canabarro. Después de desarmar y liberar a los soldados, Bento Manuel mantuvo a los líderes con el pretexto de que Gonçalves había faltado a su palabra cuando envió emisarios en busca de ayuda, y los envió a Río de Janeiro, donde fueron encarcelados.

La figura de Gonçalves[]

El 6 de noviembre de 1836 se celebró una sesión extraordinaria de la Cámara Legislativa en Piratini, que se había convertido en la primera capital de la República Río Grandense, y en ella se llevó a cabo la votación para elegir presidente de la República, ganando Bento Gonçalves incluso sin estar presente y sin campaña, mientras que José Gomes de Vasconcelos Jardim tomaría el cargo de vicepresidente. El segundo asumió temporalmente la presidencia, nombrando a los ministros y asumiendo la tarea de convocar una Asamblea Constituyente para formar la Constitución de la República.

La lucha entre republicanos e imperiales continuó siendo feroz, teniendo los segundos que invertir altísimas cantidades de dinero para reclutar cada vez más soldados de Sao Paulo y Bahía, comprar armas y municiones, con muy pocos resultados prácticos.

En el lado brasileño, el gobernador Araújo Ribeiro fue reemplazado el 5 de enero de 1837 por el brigadier Antero de Brito, intensificando aún más la disputa. A Bento Manuel no le gustó la renuncia de su pariente y amigo, por lo que envió una carta a Antero de Brito solicitando ser reemplazado como Comandante de Armas de la provincia por encontrarse enfermo; además, despidió a gran parte de las tropas que mandó.

Brito no respondió la carta, asumiendo unilateralmente también el cargo de Comandante de Armas. Y si su antecesor había sido conciliador, éste perseguía y arrestaba incluso a los civiles que simpatizaban con las ideas republicanas, confiscando sus bienes y hasta condenándolos al exilio. El principal perseguido fue justamente Bento Manuel Ribeiro, pues este continuó dando órdenes a sus tropas.

Por otro lado, los republicanos recibieron adherencias masivas de militares descontentos con el nombramiento de Brito, y en enero de 1837 ganaron el apoyo de los habitantes de Lages de Santa Catarina, que sería un punto importante donde poder comprar armas y municiones. Mientras tanto, el 23 de marzo Bento Manuel tendió una emboscada sobre las tropas brasileñas y arrestaron también al gobernador Brito; con lo que fue nuevamente aceptado en las filas de la República.

El 8 de abril y después de siete días de asedio, el general Neto conquistó Caçapava do Sul, un centro de reabastecimiento brasileño en el que incautó 15 cañones y tomó presos a 540 soldados, incluido el coronel João Crisóstomo da Silva. El 2 de julio tuvo lugar el Combate de Ivaí, donde Bento Manuel fue capturado, pero después de un ataque de los republicanos, 50 brasileños fueron asesinados, mientras que el mariscal Sebastião Barreto Pereira Pinto huyó a Caçapava do Sul, dejando a Bento Manuel herido e inconsciente en el campo.

El apoyo económico de la República llegaba desde la vecina Uruguay, que permitió el comercio de cecina, ya sea por tierra o río hasta el puerto de Montevideo, y desde allí al mismo Brasil para su comercialización. El 29 de agosto fue asesinado el coronel João Manuel de Lima y Silva, que había derrotado a Bento Manuel Ribeiro el año anterior.

El 15 de marzo de 1837, Bento Gonçalves intentó escapar de la prisión en Río de Janeiro junto con otros camaradas; sin embargo, Pedro Boticário no pudo pasar por una ventana ya que estaba muy gordo, y en solidaridad Gonçalves se quedó con él, mientras escaparon Onofre Pires y el coronel Corte Real. Después de este intento de fuga fue trasladado a Bahía, donde llegó el 26 de agosto y fue encerrado en el Sea Fort, pero logró escapar el 10 de septiembre con la ayuda de la masonería, unos días antes del inicio de Sabinada.

Pasó algún tiempo escondido en Itaparica y Salvador, donde tuvo contacto con miembros del movimiento republicano. Después de engañar a los brasileños, que pensaron que se había huido a Estados Unidos en una corbeta, regresó a Río Grande el 16 de diciembre por vía de Buenos Aires, y asumió el cargo de Presidente de la República. Para entonces, los republicanos dominaban prácticamente toda la nación, mientras que los brasileños se restringían a las ciudades de Río Grande y São José do Norte.

El 29 de agosto de 1838, Bento lanzó su manifiesto más importante, en el que justificó las decisiones irreversibles tomadas a favor de la liberación de su pueblo: "Asume la amplia escala de los estados soberanos, el lugar que compite por la suficiencia de sus recursos, civilización y riquezas naturales que aseguran el ejercicio pleno y completo de su independencia, soberanía y dominio eminentes, sin sujeción o sacrificio de la parte más pequeña de esta misma independencia, o soberanía a otra nación, gobierno o cualquier potencia extranjera. En este momento está haciendo lo que tantos otros pueblos han hecho por las mismas razones, en circunstancias idénticas."

Y en la sección final, un juramento importante: "Bien penetrados por la justicia de su santa causa, confiando en primer lugar, en favor del juez supremo de las naciones, han jurado por ese mismo juez supremo, por su honor, por todo lo que les es más querido, por no aceptar del gobierno de Brasil una paz ignominiosa que puede negar su soberanía e independencia." Estas palabras se reflejan más tarde, cuando se firmó el Tratado Poncho Verde.

Batalla de Barro Vermelho[]

Con la dificultad de romper la resistencia de Porto Alegre, los republicanos decidieron volverse contra Rio Pardo, donde se concentraba una división del ejército imperial con dos batallones de infantería y dos cuerpos de caballería, comandados por el mariscal Sebastião Barreto Pereira Pinto y los brigadistas Francisco Xavier da Cunha en infantería, y Bonifácio Calderón en caballería, para un total de 1.200 hombres. La ciudad era, junto con Porto Alegre y Río Grande, una de las más importantes del estado, con casi el doble de habitantes de la capital.

La concentración de las tropas imperiales llamó la atención de los republicanos, conscientes de las posibles consecuencias de lo que sucedería si todo ese contingente entraba en acción. El 30 de abril de 1838, Bento Manuel Ribeiro y Antônio de Sousa Neto junto a su ejército de 2.500 hombres, 800 de ellos de caballería, sorprendieron a la ciudad en la Batalla de Barro Vermelho, derrotando a los brasileños que perdieron 71 hombres y dejaron 130 prisioneros.

Este hecho fue importante en varios aspectos, pues Río Pardo, Río Grande y Porto Alegre formaban la frontera de dominación brasileña, y precisamente la ciudad conquistada por los republicanos tenía fama de ser inexpugnable, y aún así la victoria republicana era indiscutible. Además, Río Pardo tenía casi el doble de habitantes que Porto Alegre.

La conquista de Río Pardo también fue importante porque la Banda Imperial Brasileña se encontraba allí, bajo el mando del director de Minas Gerais, Joaquim José Mendanha, quien compondría el Himno Nacional Rio Grandense bajo la orden de Bento Gonçalves. Con letra del republicano Serafim Joaquim de Alencastre, el himno fue interpretado y cantado por primera vez en la conmemoración del primer aniversario de la Toma de Río Pardo.

La Armada republicana[]

La Armada Imperial Brasileña controlaba las principales vías de comunicación de la provincia, como la Laguna de los Patos, entre las ciudades de Porto Alegre, Pelotas y Río Grande, y la mayoría de los ríos navegables. A pesar de esto, fueron atacados constantemente por los republicanos cerca de las orillas de los ríos, y el 1 de febrero de 1838 atacaron por sorpresa dos botes y un vapor en el río Caí, matando a casi todos los marineros y encarcelando a uno de los comandantes.

El factor estratégico con mayor efecto a favor de Brasil fue el bloqueo de la Laguna de los Patos, único acceso entre el mar y el puerto de Río Grande, a través del cual desembarcaban los refuerzos imperiales. Durante la segunda parte de la guerra, la República buscó mantener la supremacía lograda en la región geográfica de la cordillera sudoriental, de relieve irregular y con un solo río que comunicaba con la Laguna de los Patos, el Camaquã.

Era necesario idear un plan para conquistar un punto que pudiera conectar el país con el mar, y este era la ciudad de Laguna en la vecina provincia de Santa Catarina. El primer paso fue establecer la Armada Rio-Grandense al mando del célebre italiano Giuseppe Garibaldi, que se había encontrado con Bento Gonçalves mientras aún estaba en prisión en Río de Janeiro, y se le había pedido confiscar buques imperiales brasileños.

Se creó un astillero, así como una fábrica de armas y municiones en el rancho de Ana Gonçalves, hermana de Bento Gonçalves, en el municipio de Camaquã. Allí Garibaldi coordinó la construcción y armamento de dos barcos de guerra. Al mismo tiempo, Luigi Rossetti fue a Montevideo a buscar la ayuda de Luigi Carniglia y otros profesionales indispensables. Después de algunas semanas, el equipo de maestros y trabajadores estaba completo, algunos marineros vinieron de Uruguay y otros fueron reclutados de los alrededores.

Los brasileños, informados de los planes republicanos, atacaron el astillero Camaquã con más de cien hombres comandados por Francisco Pedro de Abreu. Rodearon el cobertizo con catorce trabajadores atrincherados dentro, Garibaldi comandó la resistencia durante horas y casi al anochecer, Pedro de Abreu salió corriendo de su escondite y recibió un disparo en el pecho, siendo recogido por sus compañeros, huyendo tan pronto como llegaron.

Una vez que la construcción de los barcos se completó, se lanzaron al agua el Seival y el Farroupilha, que atravesaron la Laguna de los Patos y hasta que fueron acorralados por la armada de John Grenfell, por lo que se retiraron. Decidieron capturar algunos barcos comerciales desprevenidos en estanques o ríos lejos de la Armada brasileña, para luego llevarlos a través de la Laguna de los Patos hasta el río Capivari, y desde allí por tierra, en pistas especialmente construidas, hasta el puerto de Tramandaí, desde donde ingresarían el mar.

El plan se logró, aunque no sin dificultades, pues desde que pusieron los barcos en tierra para ser tirados por bueyes, recorrieron 90 kilómetros y tardaron seis días en llegar a la Laguna de Tomás José el 11 de julio. El día 13, fueron de la Laguna Tomás José al puerto del río Tramandaí, en el Océano Atlántico, y el 15 se lanzaron al mar con su tripulación mixta de 70 hombres.

El Seival, de 12 toneladas, fue comandado por el estadounidense John Griggs, y el Farroupilha, de 18 toneladas, comandado por Garibaldi, ambos armados con cuatro cañones de doce pulgadas, con un patrón de goleta. Finalmente, el 14 de julio de 1839, los barcos se dirigieron a atacar la provincia vecina. En la costa de Santa Catarina, cerca del río Araranguá, una tormenta destrozó la Farroupilha, salvándose milagrosamente algunos tripulantes, incluido el propio Garibaldi.

Mientras tanto, Grenfell continuó cazando a la Armada republicana, y con el vapor Águia junto a varias lanchas atacó la base de Camaquã y se apoderó de tres barcos y dos lanchas rápidas, pero ya era tarde pues recién en ese momento escuchó que Garibaldi estaba lejos, camino a Laguna.

La República de Santa Catarina[]

Con la llegada de la Armada republicana a Santa Catarina, uniéndose a las tropas del ejército bajo el mando general de David Canabarro, fue posible preparar el ataque a la ciudad de Laguna por tierra y agua. Entraron la Laguna Garopaba do Sul, pasando por el río Tubarão, y atacaron la ciudad desde atrás, sorprendiendo así a los brasileños que esperaban el ataque de Garibaldi por la costa y no por la laguna. Garibaldi tomó un bergantín y dos barcos, mientras que solo la goleta Cometa logró escapar al mar.

Laguna fue tomada con ayuda del pueblo el 22 de julio de 1839, y el 29 del mismo mes la República Juliana fue proclamada como un país independiente, vinculado a la República Río Grandense por los lazos del confederalismo. Las fuerzas de Garibaldi continuaron hacia el norte, persiguiendo a las tropas brasileñas y avanzando unos 70 km hasta la llanura del río Maciambu. El avance fue restringido debido a un afianzamiento de las fuerzas imperiales, protegidas por la geografía de Morro dos Cavalos, que obstaculizó el acceso de las tropas riograndenses y bloqueó su avance para atacar la ciudad de Desterro, hoy Florianópolis, aunque mantuvieron la presión durante meses.

Con el control de la ciudad de Laguna, prácticamente la mitad de la provincia de Santa Catarina quedó en manos republicanas. La incorporación de la aldea de Lages al nuevo estado, llevó al territorio de la República de Juliana a extenderse desde el extremo sur hasta la meseta de Santa Catarina. La República de Juliana se organizó y puso a cargo del Gobierno a Canabarro mientras se celebraban las elecciones del 7 de agosto, en las que triunfó el teniente coronel Joaquim Xavier Neves, y como vicepresidente el sacerdote Vicente Ferreira dos Santos Cordeiro. Como Xavier Neves estaba en São José bloqueado por las fuerzas brasileñas, Vicente Cordeiro asumió la presidencia.

El 11 de septiembre tuvo lugar una revuelta en la guarnición de Fortaleza Barra do Sul, ubicada al sur de la Isla Santa Catarina, Donde la tropa brasileña de cincuenta soldados y oficiales se rebeló y asesinó al alférez Pedro Fernandes, dejando que los revolucionarios tomaran posesión de la Fortaleza, uniéndose a ellos y entregándoles el armamento, municiones y pólvora existentes. Sin embargo, el 13, la fortaleza estaba una vez más bajo el dominio imperial. Desde allí, los republicanos pudieron finalmente tomar la ciudad de Desterro con apoyo de los habitantes, pasando toda la provincia de Santa Catarina a su poder.

Los republicanos también hicieron incursiones navales más al norte, atacando la costa de Paranaguá el 31 de octubre con una goleta, capturando el bote rápido Doña Elvira, pero fueron combatidos por los cañones de la fortaleza y obligados a retirarse. La goleta se retiró hacia el norte, pero el bote, que era más pesado, se detuvo allí y fue capturado por una lancha rápida con veinte hombres comandados por el alférez Manuel Antônio Dias, y el Doña Elvira fue recuperado.

Brasil impuso un bloqueo naval que buscaba estrangular económicamente a la República, pero Garibaldi logró romperlo con tres barcos, capturó dos barcos comerciales, intercambió disparos con la goleta Andorinha y tomó el puerto de Imbituba. El 5 de noviembre regresó a Laguna y tomó posesión de los barcos que habían sido confiscados en toda la provincia tras la toma de Desterro.

Poco después, el imperio reaccionó con toda su fuerza de más de tres mil hombres al mando del general Francisco José de Sousa Soares de Andrea, comandante de armas de Santa Catarina. Mientras tanto, por mar el almirante imperial Frederico Mariath y una flota de 13 barcos comenzó la Batalla Naval de Laguna, en la que Garibaldi resistió valientemente junto a su Armada hasta que los brasileños debieron retirarse sin poder recuperar la provincia de Santa Catarina, que comenzó a redactar su Constitución.

Segundo periodo de la guerra[]

Los triunfos en Santa Catarina causaron alegría en la República Río Grandense, que comenzó a recibir apoyo también desde Fluminia y Perú, países a los que les convenía una disminuir el poder de Brasil.

Mientras tanto, el gobierno imperial brasileño había decidido enviar un contingente de tropas al sur desde el interior, con la misión de recuperar Santa Catarina y luego acabar con el asedio que los republicanos tenían sobre Porto Alegre. Mil quinientos hombres provenientes de Río de Janeiro, Curitiba, Paranaguá, Antonina y Campo do Tenente, se reunieron en la ciudad fronteriza de Río Negro y marcharon hacia Santa Cecilia, donde acamparon el 25 de octubre de 1839.

A inicios de noviembre se enfrentaron las fuerzas republicanas comandadas por el general Teixeira Nunes, y brasileñas lideradas por Francisco Xavier da Cunha, siendo estas últimas obligadas a regresar a la frontera tras ser dividida por la caballería Rio Grandense. Posteriormente, Nunes fue al encuentro de un refuerzo brasileño que subía desde Cruz Alta, bajo el mando del coronel Antônio de Melo Albuquerque, a quienes también derrotó y expulsó hacia el norte. Por su parte, el Gobierno imperial nombró al general Andrea como nuevo gobernador de la provincia de Río Grande do Sul.

A principios de 1840, los republicanos controlaban ya casi todo el interior de Rio Grande y Santa Catarina, así como la costa de la segunda, con esporádicas pérdidas de las localidades del norte y de la ciudad de Desterro, que pasó a manos brasileñas en al menos cuatro ocasiones, siendo recuperada en todas ellas por Garibaldi. Al sur, se concentraron entonces en el asedio de Porto Alegre, mientras defendían también Caçapava, la capital de la República desde el 14 de febrero de 1839, que era amenazada constantemente por los brasileños.

En el mismo año, João Propício Mena Barreto y sus tropas derrotaron a 250 republicanos en Tabatingaí, arrestando a Onofre Pires y llevándolo a Porto Alegre. En julio perdieron el municipio de São Gabriel contra Francisco Pedro de Abreu, quien sorprendió a Antônio de Sousa Neto y casi logra tomarlo como prisionero. Finalmente, Bento Gonçalves junto a Domingos Crescêncio de Carvalho y 1.200 hombres, libraron una difícil batalla de casi nueve horas en la que lograron tomar la ciudad de São José do Norte.

Los fracasos y algunos desacuerdos con el presidente Bento Gonçalves, dieron pretexto a Bento Manuel para abandonar a los republicanos, renunciando al ejército en una carta dirigida al Ministro de Guerra, José Mariano de Mattos. POr otro lado, en cambio, envió otra comunicación al gibernador brasileño de la provincia para pedirle amnistía para él y algunos amigos. Fue a refugiarse en Uruguay, desilusionado con el sistema republicano que, según él, "parece en teoría gobierno de ángeles, pero en la práctica ni siquiera para el infierno".

La lucha continuó en varios frentes con resultados ambiguos para ambos ejércitos, pues a medida que perdían una plaza, ganaban alguna otra, en un escenario militar desgastante. En Caçapava se convocó una Asamblea Constituyente el 10 de febrero de 1840, pero las maniobras de Bento Gonçalves, que no quería perder poderes, significaron que solo en 1842 se promulgó la Constitución de la República.

Refuerzos liberales e internacionales[]

La Revolución Liberal de 1842 dio un nuevo impulso a los republicanos de Río Grande y Santa Catarina, hasta el punto de que Bento Gonçalves hizo una declaración en Cacequi el 13 de julio de 1842. Y aunque las revueltas fueron de corta duración, el final de las mismas en otras provincias, como la Sabinada en Bahía y la Revolución Liberal de São Paulo, trajo nuevos refuerzos a las tropas republicanas.

Entre ellos estuvieron los bahianos Daniel Gomes de Freitas, João Rebelo de Matos, Bento José Roiz, José Pinto Ribeiro, João Francisco Régis, Francisco José da Rocha, y el coronel Manoel Gomes Pereira, quien había financiado la fuga de Bento Gonçalves y llegó con una fortuna recaudada para comprar buques de guerra. Mientras que de los paulistas destacaron João Rios Ferreira, Felício Pinto de Castro y Rafael Tobias de Aguiar, este último, jefe de la Revolución Liberal.

Además, después de haber reconocido las independencias de Rio Grande y Santa Catarina, los Gobiernos de Perú, Uruguay, Fluminia, Argentina y Paraguay enviaron también importantes refuerzos, armamento y provisiones. Lo que significó un duro y decisivo golpe para Brasil, que intentaría sin éxito evitarlo por todos los medios diplomáticos.

Disputas internas[]

La República Rio Grandense no estaba exenta de disputas de poder, y en diciembre de 1842, cuando se instaló la Asamblea Constituyente, se expresaron las diferencias entre la mayoría de Bento Gonçalves y la minoría de Antônio Vicente da Fontoura. A pesar de todo se llevó a cabo el proyecto de Constitución, publicado en febrero de 1843.

El 4 de agosto de 1843 Bento Gonçalves renunció a la presidencia de la República de Rio Grande debido a una campaña de intriga, asumiendo el cargo el diputado de su facción, Gomes Jardim. Al mismo tiempo, lanzó un manifiesto que afirmaba tener una enfermedad pulmonar que ya podría estar molestándolo, e instó a los rio grandenses a unirse alrededor del nuevo presidente. Luego pasó a comandar una división del Ejército.

Los opositores, entre ellos el diputado Antônio Vicente da Fontoura, indujeron a Onofre Pires a desertar de la facción de Bento Gonçalves, acusándolo del asesinato de Paulino da Fontoura, por lo que Onofre fue desafiado por Bento a un duelo, celebrado el 27 de febrero de 1844. Durante éste, Onofre fue herido en el brazo derecho, y a pesar de ser ayudado por el mismo Bento, murió unos días después debido a complicaciones de la lesión.

Formación del Estado[]

Reconocimiento de la Independencia[]

La primera negociación de paz tuvo lugar con el nombramiento de Francisco Alves Machado como gobernador brasileño de las provincias de Rio Grande y Santa Catarina, quien les ofreció a Bento Gonçalves y Xavier Neves una completa amnistía para negociar un tratado. Los presidentes de ambas repúblicas respondieron en términos tajantes que podrían conversar sobre paz, pero nunca pondrían en riesgo sus independencias como naciones.

El sistema guerrillero y el intercambio constante de gobernadores y comandantes de armas prolongaron la lucha hasta que el Barón de Caxias fue nombrado gobernador de las provincias y Comandante Imperial Supremo el 9 de noviembre de 1842, reorganizando el Ejército y llamando a Bento Manuel Ribeiro, que se había retirado a Uruguay, a su Estado Mayor. El Barón usó toda su fuerza de 12.000 hombres, conocimiento y experiencia para socavar la supremacía republicana, que tenía alrededor 9.500 hombres en conjunto.

Entre las diversas acciones, el Barón de Caxias comenzó una campaña para estrangular las economías de las Repúblicas, atacando los puertos de Desterro y Laguna, que permitían el flujo de exportación a Montevideo. Sin embargo, no lograron atraer a los republicanos a una batalla decisiva, pues conociendo su inferioridad numérica, los ejércitos riograndense y santacatarinense evitaban el combate directo, y se mantuvieron con una serie de pequeños combates y escaramuzas.

En 1844, Fructuoso de Rivera propuso mediar la paz entre legalistas y republicanos. Manuel Luís Osório fue enviado al campamento de Rivera, donde conoció a Antônio Vicente da Fontoura para advertir que Lima e Silva rechazaron la propuesta de paz, pero que podría haber negociaciones con el Gobierno sin la presencia de terceros. Vicente da Fontoura fue entonces enviado a la Corte del Emperador brasileño para discutir la paz.

En noviembre de 1844, todos respetaban el armisticio, una condición fundamental para que los tres Gobiernos pudieran negociar la paz, lo que llevó a una relajación de los eejércitos. Fue entonces cuando apareció Moringue por sorpresa, rompiendo el decreto de suspensión de armas. y aniquilando un brazo santacatarinense de cien negros libres, que resistieron y lucharon valientemente en una posición de defensa difícil. Además, más de 300 republicanos blancos y negros fueron arrestados, incluidos 35 oficiales.

En Río de Janeiro, al conocerse las noticias del rompimiento del armisticio por parte de los brasileños, el pueblo se sintió decepcionado del Gobierno y rechazó lo sucedido de manera pública, lo que creó un ambiente tenso para el Emperador justo antes de las negociaciones de paz, que siguieron su marcha pese al incidente. Esto se sumaba al hecho de tras más de ocho años de guerra, las naciones latinoamericanas finalmente reconocían las independencias de Rio Grande y Santa Catarina, e invitaron al Gobierno brasileño a hacer lo mismo para evitar un mayor derramamiento de sangre y el sometimiento de dos pueblos que deseaban la libertad.

En este escenario Vicente da Fontoura llegó hasta el joven emperador Pedro II el 8 de enero de 1844, que negoció los términos de paz predispuesto a aceptar la Independencia de ambas naciones a cambio de una importante compensación económica para Brasil, pagadera en un plazo de diez años, la liberación de todos los soldados imperiales presos y la devolución de los barcos confiscados por la Armada Riograndense en las costas de Santa Catarina.

Finalmente, el 1 de marzo de 1845 se firmó el Tratado de Poncho Verde, que tuvo como testigos a los representantes de los gobiernos de Uruguay, Ecuador, Perú, Fluminia y Paraguay. Este documento no solo puso fin a casi una década de guerra que habría causado 47.829 muertos, sino que reconocía las independencias de las Repúblicas de Santa Catarina y Rio Grande.

Unificación de Ituquari[]

Después del reconocimiento de las Independencias, y dándose cuenta que sólo unidas pudieron defender su libertad, las cámaras legislativas de Santa Catarina y Rio Grande iniciaron un proceso de unificación de ambas naciones que fue sometido a plebiscito en noviembre de 1847, ganando abrumadoramente el sí. Así que después de un proceso de homologación de leyes y elección de Porto Alegre como capital, la República de Ituquari nació el 1 de enero de 1850, tomando su nombre del río que durante siglos había servido como frontera entre las dos antiguas provincias.

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