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José Modesto Larrea | |
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II° Marqués de San José | |
El Marqués de San José. | |
Primer Ministro de Ecuador | |
2 de febrero de 1852 - 30 de enero de 1860 | |
Predecesor | Juan José Flores |
Sucesor | Gabriel García Moreno |
Información personal | |
Nombre secular | José Modesto Larrea y Carrión |
Tratamiento | Su Excelencia |
Nacimiento | 13 de junio de 1799 Quito |
Fallecimiento | 11 de abril de 1861 Pujilí |
Entierro | Panteón Nacional |
Religión | católica |
Profesión | Político, terrateniente |
Residencia | Mansión Santa Bárbara |
Familia | |
Padre | Manuel de Larrea y Jijón |
Madre | Rosa Carrión y Velasco |
Cónyuge | Dolores Caamaño (1825-1833) María Carcelén (1835-1839) María Donoso (1841-1861) |
Descendencia | véase Descendencia |
José Modesto Larrea y Carrión (Quito, 13 de junio de 1799 - Pujilí, 11 de abril de 1861), II marqués de San José, fue un noble, terrateniente y político ecuatoriano que ocupó el cargo de primer ministro por dos periodos consecutivos, entre 1852 y 1860, lo que le convierte en el segundo jefe del Gabinete de Su Majestad.
Biografía[]
Hijo de Manuel de Larrea y Jijón, primer marqués español de San José, y de Rosa Carrión Velasco. Su padre fue prócer de la Independencia ecuatoriana, pues participó del movimiento autonomista de 1809 conocido como Primer Grito de Independencia, así como del separatista de 1811-1812 en el Estado de Quito.
Estudió derecho en la Universidad de Santo Tomás de Quito, graduándose en 1821. En 1826 se convirtió en vicerrector de la Universidad de Santo Tomás y miembro del Municipio de Quito. Un año más tarde fue nombrado rector de la misma Universidad.
Matrimonios[]
En septiembre de 1825 se casó por primera vez con la guayaquileña María Dolores Caamaño y Arteta, pero hacia 1829 comenzó una relación extramarital con su prima tercera, Tomasa Tinajero y Llona, de la que nacieron varios hijos. Enviudó en septiembre de 1833.
En 1835 se casó por segunda vez con María Carcelén y Larrea, hermana de la Marquesa de Solanda y de Villarrocha, pero su matrimonio fracasó, pues acusaba a su esposa de celosa y poco inteligente, mientras a ella le molestaban las aventuras de su marido. Cuando las hermanas Carcelén celebraron y obligaron a Larrea a beber en contra de su voluntad, atándolo de pies y manos, decidió separarse definitivamente.
En 1839, siendo ministro plenipotenciario de Ecuador antes Francia, España y la Santa Sede, consiguió del Papa la anulación de su segundo matrimonio. Para 1841 estaba de regreso en Ecuador y se casó por tercera vez con la dama riobambeña María Donoso de la Carrera y Zambrano.
Ingreso en la política[]
En 1827 fue nombrado Intendente de Quito por Simón Bolívar, que al poco tiempo lo convirtió también en su Consejero de Estado. En 1828 fue electo diputado por Quito a la Convención de Ocaña. Tras la separación de Ecuador de la Gran Colombia en 1830, y el ascenso de su amigo Juan José Flores al poder, empezó a descollar en la política.
Fue presidente del Senado en 1831 y Vicepresidente de la República de 1831 a 1835. Encargado del Poder Ejecutivo del 5 de octubre al 2 de noviembre de 1832, y en el futuro volvió a ocupar la dignidad por dos ocasiones. A la par crecía su buen olfato para los negocios de tierras, arrendando, vendiendo y comprando sus innumerables y extensas propiedades. A la muerte de su padre, sucedida en diciembre de 1835, se convirtió en el más rico latifundista del país.
Durante la presidencia de Vicente Rocafuerte se dedicó a sus propiedades, hacía vida mundana en abundancia y lideraba en política. Cuando Flores volvió a la presidencia en 1839, Larrea fue enviado a Francia como ministro plenipotenciario ante ese país, España y la Santa Sede. En esta época fue nombrado caballero de la Flor de Lis.
Regresó a América y fue nombrado embajador ante Colombia, para tratar del asunto de límites con el general Herrán, y posteriormente regresó al país, donde ya estaba en 1841, viéndose afectado tras la destitución de su amigo Juan José Flores en 1845.
Su figura política volvió a cobrar protagonismo tras el regreso de Flores al país en 1847 y la instalación de la monarquía, pasando a ser uno de los miembros fundadores del Partido Orleanista. Su habilidad con las finanzas le valieron ser nombrado ministro de Hacienda entre 1848 y 1851, cuando ganó gran popularidad debido al despegue económico que empezó a vivir el país desde aquella época.
Gobierno en el Primer Ministerio[]
Tras la decisión de Juan José Flores de dimitir al liderazgo del Partido Orleanista, a mediados de 1851 José Modesto Larrea, que hasta entonces venía desempeñándose como ministro de Hacienda, fue elegido para sucederlo en el cargo. El Marqués se candidatizó entonces como diputado al Congreso por la provincia de Pichincha de cara a las elecciones parlamentarias celebradas en noviembre del mismo año, que le dieron la mayoría de escaños a los orleanistas y significaron además el ascenso de Larrea al Primer Ministerio.
El Rey aceptó la propuesta el 4 de febrero de 1852 y Larrea juró ante las dos cámaras del Parlamento Nacional el viernes 6, convirtiéndose así en el segundo jefe del Gabinete de Su Majestad y la era monárquica del país. Larrea sería el responsable de llevar a la práctica las primeras recomendaciones dejadas por el Consejo de Hacienda, un grupo de expertos europeos en economía que habían sido contratados por el Rey para estudiar el caso de Ecuador y sus mejores posibilidades para mejorar la economía.
Económicamente el gobierno de Larrea inició con una tendencia favorable gracias al efecto de la Fiebre de la Quinina en las provincias de la región de Austrasia, que gracias a las acertadas políticas del rey Antonio I y de un Primer Ministro con amplia experiencia en el sector agrícola, permitieron que Ecuador viviera su primera época de soltura económica. Sin embargo, en el campo político debió enfrentar las secuelas del rechazo generalizado que venía arrastrando Flores entre el pueblo.
En 1852 se emitió la primera Ley de Aduanas y una serie de nuevas tarifas, que contemplaba la exención casi total de impuestos para las exportaciones de productos nacionales, así como el aumento para los productos importados que también se producían o podían producirse en el país. Esta medida buscaba la protección de las pocas manufacturas locales existentes y el aparecimiento de otras, generando así un aumento de las fábricas manufactureras, que pasaron de 7 en ese año a más de cien en 1870.
También en 1852 se adoptó el sucre como moneda única de circulación nacional, cuyo valor era respaldado por el sistema de patrón oro, con monedas fraccionarias de 1, 5, 10, 20 y 50 centavos, así como billetes de 1, 5, 10, 50, 100. Para su emisión y control se fundó también el Banco Central del Ecuador, que si bien causó el malestar de la banca privada, permitió un mejor control de la inflación y devaluación a mediano y largo plazo.
En 1853 se estableció la Real Escuela Naval de Guayaquil, que se guiaba bajo las órdenes del coronel Saturnino Bustamante; mientras que la Armada estaba al mando del general Richard Wright, con gran experiencia en este campo y quien modernizó los navíos existentes y aprovechó el astillero guayaquileño para la construcción de otros tantos.
Convenio Luzárraga-Mocatta[]
Entre las recomendaciones del Consejo de Hacienda estaba la refinanciación de la Deuda Inglesa, que ascendía a 424.000 libras esterlinas más los exorbitantes intereses. Esta deuda se remontaba a 1822 y 1824, cuando había sido adquirida por la Gran Colombia con financistas de ese país para lograr la Independencia.
Después de la disolución de la federación grancolombiana en 1830, la República de Ecuador heredó el 21.5% de la deuda inglesa. A partir de se momento el país no pudo pagarla, aunque se buscó más de una vez el arreglo, como en 1843, cuando la Convención Nacional acordó el pago con la venta o arriendo de tierras baldías, lo que no fue aceptado por los tenedores, que exigieron nuevos bonos incluyendo la capitalización de los intereses.
Tras la implantación del sistema monárquico se buscó nuevamente la solución de este tema, por lo que en 1853 se dio paso a la consolidación de los intereses, que sumaban casi dos millones y medio, pero que tras el proceso de refinanciación quedaron en 1'820.000, suma sobre la cual habría que emitir nuevos bonos estatales a un interés anual del 5%.
Las negociaciones para establecer el pago de la deuda refinanciada terminaron por formar la Ecuador Land Company, que agrupaba a gran parte de los tenedores ingleses, a quienes se les ofreció el intercambio de sus respectivos bonos por otros de carácter agrario en 100.000 cuadras de terrenos baldíos en la Amazonía ecuatoriana. Esto le ahorró al país el pago de 866.000 libras, pero perdió gran parte de la región oriental, que por cien años estaría administrada por la empresa.
Esta negociación fue oficializada en el Convenio Luzárraga-Mocatta, apellidos del ministro de Hacienda ecuatoriano y del representante de los tenedores de bonos, Antonio de Luzárraga y Elías Mocatta respectivamente. El sobrante de 616.000 libras sería pagado de acuerdo a lo estipulado por los siguientes años, al menos hasta que el Estado ecuatoriano emprendió una campaña secreta para la compra de bonos en 1863, lo que acabaría definitivamente con la Deuda Inglesa.
Guerra con el Perú[]
En 1855 debió enfrentar la Primera guerra ecuatoriano-peruana, causada por los reclamos peruanos sobre los términos del Convenio Luzárraga-Mocatta firmado con los ingleses en 1853, que entregaba tierras en la región amazónica a los acreedores de la deuda externa ecuatoriana. Perú consideraba que esas tierras le pertenecían según la Real Cédula de 1802, y empezó el conflicto en mayo, bloqueando el puerto de Guayaquil.
La modernización que había vivido el Ejército ecuatoriano se hizo evidente en este conflicto, llegando a posicionarse como la segunda potencia militar del continente tras Brasil. Los principales actores de las batallas, tanto en mar como en tierra serían los generales Juan José Flores, José María Urbina y Francisco Robles.
Tras una serie de triunfos navales y otros en tierra, que obligaban a replegarse siempre a los peruanos, las autoridades ecuatorianas aprovecharon para recuperar los territorios que Perú se había llevado en la década de 1830. Por la costa las fuerzas ecuatorianas tomarían la totalidad del departamento peruano de Tumbes y la mitad del de Piura, en la sierra la provincia de Ayabaca y en el oriente la de San Ignacio.
En medio de este escenario el Ecuador decidió retomar la diplomacia para resolver a su favor el largo conflicto territorial que había mantenido con su vecino del sur desde la Independencia. Entre el 23 y 27 de junio de 1856 tuvieron lugar las llamadas Entrevistas de Sullana entre los reyes Antonio I de Ecuador y Jorge I de Perú, que negociaron los términos de la paz, entre los que destacaban:
- Ecuador se retiraba del departamento de Piura, pero se quedaba con el de Túmbes, que reclamaba como suyo desde 1830.
- Ecuador se retiraba de la provincia de Ayabarca.
- Perú reconocía las provincias de San Ignacio y Jaén como territorio ecuatoriano, pues las reclamaba como suyas desde 1830.
- Ecuador y Perú establecían su frontera oriental en las riveras de los ríos Marañón y Amazonas, la rivera norte para el primero y la sur para el segundo.
El documento fue puesto a consideración de los órganos legislativos de ambas naciones, y tras una airada protesta de los peruanos, que debieron terminar aceptando las condiciones, el 13 agosto de 1856 se firmó el documento conocido como Tratado de Tumbes, poniendo fin al enfrentamiento bélico.
Segundo periodo[]
Después del triunfo bélico contra Perú, la popularidad del primer ministro Larrea subió como la espuma, lo que provocó un nuevo triunfo orleanista en las elecciones parlamentarias de 1855, por lo que el Marqués de San José continuó en el Primer Ministerio. Inició su segundo periodo de gobierno en los albores del Gran Cacao, que sumado a la Fiebre de la Quinina que venía sucediendo desde 1850 y ya se encontraba consolidada, significó la migración del país hacia una economía estable y de desarrollo sostenido, permitiendo llenar las arcas públicas y utilizar los ingresos para la modernización del país.
La seguridad de Larrea por su súbita popularidad le proporcionó la valentía para emprender una serie de reformas mucho más liberales que en su primer periodo, que a la larga les traería consecuencias negativas a los orleanistas en el campo electoral. Durante el primer año se suprimió los gravámenes a los bienes de primera necesidad y se expidió la controvertida Ley de Libertad de Estudios, en la que el Estado financiaba la totalidad de la educación primaria, pero se volvía privada y pagada para los colegios secundarios y las Universidades, que podían ser establecidos por cualquier persona siempre que respetara el currículo oficial.
La ley apuntaba a secularizar la cultura de la época, librándola de la tutela de la Iglesia Católica; pero no se atacó al clero, y aunque se expulsó a los jesuitas del territorio, se incorporó al arzobispo de Quito en el Consejo de Gobierno. El Rey y el Primer Ministro compartían el convencimiento de que la educación era la base del progreso, y que se debía empezar por la de los más pobres. De 10.679 alumnos que existían en el país en 1855, se aumentó a 21.659 en apenas tres años.
Como ejemplo en los avances educativos, en 1857 se reformó la Universidad Pública de Quito con la apertura de las facultades de Ciencias Aplicadas (física, química, matemáticas, astronomía), Ingeniería (ingeniería, agrimensura) y Ciencias Naturales (botánica, geodesia, geología, paleontología). De igual forma en 1859 la Facultad de Medicina aperturó las escuelas de Obstetricia, Enfermería y Veterinaria.
En 1857 el Gobierno concretó un préstamo con el Banco Casa de Luzárraga para financiar la construcción de la Fundidora Nacional del Daule (FND) y la modernización de los astilleros de Guayaquil, para producir barcos con casco de metal para la flota naval ecuatoriana, misma que sería popularmente conocida como la Flota del Cóndor. Un año y medio más tarde en Guayaquil se comenzó la producción de barcos a vapor con casco de metal y hélice bajo la dirección del ingeniero naval ruso Ivan Afanasyevich Amosov, cuyo pago provenía directamente del bolsillo del rey Antonio I.
En 1857 la Austro-French Railway Ltd inició la construcción del Ferrocarril Transaustral entre Guayaquil y Cuenca, que se inauguraría en 1862, y en 1858 la Compañía de Ferrocarriles del Sur comenzaba la construcción del Ferrocarril Transaurífero entre Puerto Bolívar y Loja, que se inauguraría en 1861. También en 1858 se inició también la construcción del Teatro Nacional Sucre, obra proyectada por el Cabildo de la ciudad de Quito con el apoyo del Gobierno nacional y el impulso de la monarquía.
En 1858 también se promulgó la ley de libertad de vientres, propuesta por el diputado liberal Francisco Aguirre Abad y apoyada por Larrea ante el Parlamento, misma que daba libertad a los hijos de esclavas que nacieran a partir de la expedición del documento. El 22 de marzo de 1859 sucedió el Terremoto de Quito, dejando graves daños en muchos edificios de la ciudad, así como en poblaciones y haciendas del Valle de Los Chillos, lugar en donde además produjo grandes grietas en el suelo. Sentido prácticamente en todo el país, los efectos se extendieron hasta las ciudades de Latacunga por el sur e Ibarra por el norte, dejando cientos de fallecidos en Machachi, Chillogallo y otras poblaciones del Valle, así como 30 muertos en Imbabura y uno en Cotopaxi.
Gabinete[]
- Gral. Leonardo Stagg (1852-1855)
- Gral. José María Urbina (1855-1860)
Ministerio de Asuntos Exteriores
- Gral. Charles Eloi Demarquet (1852-1856)
- José Javier Valdivieso (1856-1860)
- Manuel Antonio de Luzárraga (1852-1854)
- Manuel de Ascázubi y Matheu (1854-1856)
- (1856-1860)