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La Real Hacienda Pusuquí es una propiedad agrícola ubicada a las afueras de la ciudad de Quito y perteneciente al patrimonio privado de la familia real ecuatoriana. Sus tierras cultivables constituyen uno de los viñedos más importantes del país, mientras que la antigua casa de hacienda es una de las tres residencias reales que poseen los Orleans-Borbón a título familiar, y no estatal.
Historia[]
Tras haber dado a luz a su primera hija en septiembre de 1848, el Médico de Cámara recomendó a la reina Luisa Fernanda que se trasladara a un lugar más templado para evitar cualquier complicación que pudiera causar el frío de la ciudad de Quito en los meses de fin de año. Fue así como el Marqués de Casa Fiel Pérez Calisto ofreció a la monarca consorte alojarla en una de las propiedades que tenía la familia en el valle de Pomasqui, a unas cuatro horas de la ciudad por el norte.
La reina visitó algunas propiedades y por recomendación del médico decidió instalarse en la Hacienda Pusuquí, que debido a su clima seco resultaba bastante abrigado. La Marquesa consorte acompañaría constantemente a su huésped regia y por eso fue nombrada como Dama de Palacio en 1849. Aquí la familia real pasó Año Nuevo y quedó prendada del valle que tanto le recordaba a la consorte los paisajes secos de su natal España, por lo que propusieron la compra de la propiedad para convertirla en su residencia estival.
El contrato se concretó en unos meses y fue pagado con dinero personal de la Reina, pasando a manos de los Orleans-Borbón a fines de 1849, justo a tiempo para que volvieran a trasladarse allí durante la temporada más fría del invierno quiteño (noviembre-enero). Este viaje anual se convirtió en una especie de tradición de la familia, que solía pasar en Pusuquí durante las festividades de Fin de Año.
La casa de hacienda fue totalmente renovada por el arquitecto Juan Pablo Sanz con un aspecto neoclásico entre 1857 y 1859, época de la que data también la reconstrucción de la iglesia del pueblo que Luisa Fernanda financió para celebrar allí las misas de gallo en Navidad y Año Nuevo. Los terrenos agrícolas, originalmente destinados a la producción de papa y legumbres, pasó a ser enteramente ocupada por vides traídas del sur de España para crear una fábrica de vinos que se instaló en el antiguo obraje.
Para unir la propiedad del Rey con la ciudad, en 1875 se inauguró la Línea ferroviaria de Pomasqui, aunque su construcción se justificó con la necesidad de las canteras de San Antonio y Calacalí para la construcción de la nueva cara de la capital nacional. La obra constituía la segunda línea proyectada por la Compañía del Ferrocarril Ecuatoriano, sociedad ferrocarrilera entre el Duque de Riánsares y el Marqués de Salamanca, con la participación encubierta del propio monarca.
En 1918 la propiedad se convirtió en la residencia oficial de la reina Eulalia, que se trasladó aquí tras el acuerdo de separación íntima con Antonio II, haciendo su propia vida en el ámbito privado y tomando amantes como hacía su marido, aunque todavía cumplía con sus deberes públicos como Consorte regia en varias ocasiones. Aquí fallecería en sus aposentos privados el 8 de marzo de 1958.
En la actualidad la Hacienda Pusuquí sigue perteneciendo al patrimonio privado de la Casa de Orleans-Borbón, quienes la usan varias veces al año debido a su cercanía a Quito, mientras que el viñedo y la vinatería también continúa operando y se han constituido en uno de los negocios más lucrativos que sostienen la economía de la familia real gracias a la marca «Puma Real».